Continúo con la saga de Drácula producida por Hammer Productions y protagonizada por Christopher Lee en el rol del vampiro, con la que sería la quinta película (o la cuarta si no contamos la segunda, donde aparecía Van Helsing, pero no Drácula).
Se trata de Drácula A.D. 1972 (también conocida como Drácula 73) donde la falta de ideas hace que la acción lleve a Drácula a la actualidad (del momento), un escenario nuevo para el Conde que abre varias posibilidades interesantes para los espectadores ¿o no?
Antes de empezar a hablar de la película en sí, me gustaría recordar los capítulos anteriores de esta saga, para evitar confusiones:
Tras Horror of Dracula (1958), Las novias de Drácula (1960), Drácula Príncipe de las Tinieblas (1966) y Drácula vuelve de la tumba (1968) y El poder de la sangre de Drácula (1970).
Esta película empieza con una escena donde vemos a Lawrence Van Helsing y a Drácula peleando en un carro de caballos que va a toda velocidad, terminando en un trágico accidente donde Drácula queda empalado por un trozo del carruaje. El malherido Van Helsing aprieta esa improvisada estaca contra el pecho del vampiro, acabando con su vida y cayendo desfallecido tras ver morir a su enemigo, cerrando así su lista de enfrentamientos para siempre.
Sin embargo, Lawrence Van Helsing no contaba con que un seguidor de Drácula iba a tomar los restos de su señor para preservarlos y tratar de resucitarlo en un futuro próximo. Y ese futuro resulta ser la década de los años 70, donde una descendiente de Van Helsing y sus alocados amigos viven la vida haciendo todo tipo de tonterías para disfrutar la vida a tope. Esto los lleva a participar en un ritual satánico en una iglesia abandonada, dirigido por Johnny Alucard, descendiente del hombre que recogió los restos de Drácula al principio de la película.
Y a partir de ese momento sucede lo que podemos esperar, Drácula regresa de su tumba una vez más, mata a la chica de turno para recuperar fuerzas y tras descubrir que todavía quedan miembros vivos del linaje de los Van Helsing, decide empezar con su venganza.
Lo de trasladar la saga de Drácula a los años 70 es una jugada un tanto rara, ya que por un lado aporta cierta novedad a esta casi exhausta saga, pero por otro, hace que todo se vuelva un tanto más ridículo, especialmente por el tono general de la película. Casi parece que estemos viendo dos películas diferentes unidas sin ningún tipo de piedad y sinceramente, creo que les interesaba más mostrar a las preciosas actrices que narrar una historia sobre Drácula.
La idea general de la película resulta ser un tanto decepcionante, ya que repiten lo mismo que vimos que en la anterior (El poder de la sangre de Drácula) sin ningún tipo de vergüenza. De manera que veremos a un chico joven, conocedor de las artes oscuras convence a personas que buscan emociones fuertes para hacer un ritual y aprovechar así para resucitar a Drácula. Casi podríamos decir que es un remake de la película anterior, pero ambientado en otra época.
El recurrir a Peter Cushing como nuevo Van Helsing suena a desesperación, pero creo que es de lo mejor que han hecho en la película, ya que sin él, toda la parte de la investigación policíaca habría sido bastante tediosa.
Las escenas “setenteras” del grupo de jóvenes protagonistas son un tanto ridículas desde los primeros minutos de la película, pero entiendo que trataban de representar lo que se veía por aquellos años, así que puedo entender que fuesen incluidas.
Lo mismo podría decir sobre la banda sonora, que le da un toque hilarante a la película. Puedo entender que la usen durante la mayor parte de la película, en las escenas del grupo de jóvenes, incluso en las partes de la investigación de Van Helsing y la policía, pero ¿era necesario usar esa música setentera para adictos al LSD en el enfrentamiento final entre Van Helsing y Drácula? ¡Claro que no!
Recuerdo perfectamente la banda sonora de la parte final de Horror of Drácula donde Van Helsing y Drácula se enfrentaban. Era inquietante, frenética, nerviosa. Le daba a ese curioso duelo unas dimensiones mayores y sabías que todo estaba a punto de acabarse. Cuando escuchas la banda sonora de la parte final de esta película, como mucho te da la risa.
Sin embargo no todo está mal en la película. El personaje de Johnny Alucard es interesante (aunque sea la versión 2.0 de Klove) no por sí mismo, si no porque pertenece a una familia de mortales que ha guardado lealtad a Drácula, creándose así una familia “rival” para los Van Helsing, un concepto interesante que ojala se hubiese explotado de otra manera (me habría gustado mucho que hiciesen una película que acabase justo donde empieza esta, con el enfrentamiento entre Lawrence Van Helsing contra Drácula, seguidos de cerca por un antepasado de Alucard). Lo de usar el nombre Alucard, de El Hijo de Drácula (1943), es un guiño divertido y se agradece.
También es curioso el hecho de que en esta película haga vampiros a varios chicos, no solo para romper el tabú de solo usar chicas (aunque tampoco fueron muy valientes, porque no se ve como Drácula muerde a ninguno de los chicos) sino por el hecho de que así Drácula puede contar con secuaces que le ayuden en sus fechorías, pero una vez más esto no se explota demasiado (aunque sí se le saca cierto provecho).
En general, esta película es bastante olvidable. Es gracioso lo de imaginar a Drácula en los 70 y es genial volver a ver a Peter Cushing como Van Helsing. Incluso diría que es muy interesante crear a la “familia Alucard”, pero lo primero termina resultando ridículo, lo segundo llega demasiado tarde y lo tercero no se explotará en las últimas películas de la saga. Esta película solo viene a confirmar que Hammer ya no sabía qué hacer con el personaje.
En cualquier caso, si habéis visto todas las anteriores, estáis preparados para ver esta sin sufrir demasiado. Quien quiera ver una película de Drácula con un estilo setentero exagerado, quizás se lo pase mejor viendo Blacula (1972).
Curiosidades:
- Esta película rompe la cronología con las anteriores, ya que su prólogo sucede en 1872, mientras que la primera película de esta saga empieza en 1885 y es en ella donde se inicia el duelo Van Helsing-Drácula, además las múltiples resurrecciones y muertes de Drácula en las películas anteriores romperían la conexión entre su muerte y su resurrección en esta película.
- La modelo Maureen Flanagan aparece como bailarina, pero no se incluyó en los créditos de la película.
- Esta fue la última película en la cual apareció la modelo Penny Brahms.
- La banda musical Stoneground aparece en la película.
- Parte de la banda sonora pertenece a la banda White Noise, concretamente de su álbum An Electric Storm de 1969.
- Pese a introducir a Drácula en la década de los 70, el personaje no interactúa con ella, ya que permanece en la catedral, haciendo que toda la idea de cambiarlo de época no sirva de nada.
- Existe una maqueta de Drácula atravesado por la rueda del carr, tal y como sucede al principio de la película.