
The Legend of Zelda: The Minish Cap apareció para Game Boy Advance en 2004 tras un acuerdo entre Nintendo y Capcom, con quien ya había colaborado para esta saga con los juegos Oracle of Ages y Oracle of Seasons para Game Boy Color (ambos desarrollados por Flagship, los responsables de desarrollar esta entrega).
En este juego Zelda ha sido petrificada por el malvado hechicero Vaati, que busca encontrar la Trifuerza para dominar Hyrule, de manera que el joven Link tendrá que pararle los pies una vez más, pero esta vez con la ayuda de un gorro mágico que le otorga la habilidad de reducir su tamaño considerablemente (además de otras habilidades específicas, como usarlo de paracaidas o para hablar con los animales).
Gráficamente, podríamos decir que este juego es una mezcla entre A Link to the Past de SNES y Wind Waker de Gamecube, ya que los diseños son del estilo Wind Waker (pese a incluir personajes de otros juegos) y algunos elementos nos recuerdan al Zelda de Super Nintendo.
En general, todo tiene un diseño alegre y colorido (incluso los escenarios más siniestros), los personajes genéricos son bastante simpáticos (algunos tienen animaciones muy graciosas) y los enemigos son reconocibles y están bien animados. Mención especial merecen algunas batallas contra los jefes, pues se ven más épicas de lo habitual y algunas se salen de lo visto en juegos anteriores.
Aprovechando la idea de que Link cambia de tamaño para hacerse pequeño gracias a su gorro mágico, The Legend of Zelda: The Minish Cap introduce algunos detalles llamativos, como enemigos gigantes o poder ver algunas zonas desde los dos tamaños, lo cual añade un toque único al juego.

Siguiendo la tradición de esta saga, las voces son casi nulas y la mitad de los sonidos son los típicos que se llevan usando desde hace años (como el de conseguir rupias o encontrar un objeto importante). Las melodías son interesantes y, aunque algunas juegan a parecerse a los temas clásicos (como el del castillo de Hyrule), hay muchas composiciones nuevas e interesantes.
Jugablemente Minish Cap continúa el guión típico de los Zeldas clásicos. Durante el juego tendremos que ir superando mazmorras que están repletas de puzles que pondrán a prueba nuestro ingenio e inventario, que iremos aumentando dentro y fuera de las mazmorras. Conforme avanzamos en la historia nos irán marcando objetivos en el mapa y será cosa nuestra el conseguir llegar a ellos.

Aunque este juego introduce algunos ítems nuevos muy llamativos (como el jarrón mágico que absorbe todo lo que pilla o el bastón revés que da la vuelta a las cosas), así como algunos antiguos con mejoras (los guantes de topo son la versión mejorada de la pala que aparecía en otros juegos) su principal novedad es la habilidad de cambiar de tamaño normal a tamaño Minish, que nos permitirá explorar zonas inaccesibles. En realidad es algo meramente visual, pero hace que zonas concretas del juego tengan más profundidad y aumentan el número de zonas ocultas escondidas por los rincones del juego.

Otra novedad de The Legend of Zelda: The Minish Cap son las piedras de la felicidad, unos ítems que podemos conseguir de muchas maneras (en cofres, al cortar hierba o eliminar enemigos) y que sirven para provocar eventos en el juego (algunos de ellos necesarios para completarlo). Cuando nos acerquemos a alguien que tenga piedras de la felicidad aparecerá una nube de pensamiento en su cabeza, pero la manera más rápida de usar las piedras es usar el botón L delante de la persona (o cosa) que creamos que puede tener una.
Durante la partida (además de obtener ítems que nos darán habilidades especiales) podremos entrenar con maestros que nos enseñaran ataques especiales con la espada, mejorando así la utilidad de Link en los combates (algo similar a lo visto en Zeldas recientes al lanzamiento de este juego).

En general, su jugabilidad es tan sólida como la de cualquier título de esta saga. No decepciona, aunque es cierto que, al ser un Zelda portátil, no tiene la extensión de otros juegos de la saga. De hecho, su mundo es relativamente pequeño, pero aun así ofrece muchas horas de diversión y secretos por descubrir.
La dificultad general no es excesivamente alta (similar a lo visto en Zeldas recientes a su lanzamiento), aunque hay algunos momentos donde aumenta drásticamente por culpa de enemigos concretos o de que dependemos de ítems que quizás no son los habituales.

Una de las cosas que hace que el juego se alargue es la posibilidad de explorar las zonas en tamaño normal o Minish, algo que a veces será obligatorio para avanzar. Las piedras de la felicidad también alargan la partida, pero pueden llegar a ser algo repetitivas o insatisfactorias, pues no podemos saber si provocarán un evento importante o si simplemente nos darán rupias.
Dejando de lado la historia principal, Minish Cap tiene suficientes secretos opcionales que pueden servir para alargar el juego (corazones, bombas control remoto, bumerán mágico, escudo espejo, botellas, etc…). Al igual que sucedía en Wind Waker, también podemos alargar el juego coleccionando miniaturas de todos los personajes.

The Legend of Zelda: The Minish Cap es un juego muy recomendable para los amantes de los Zelda bidimensionales y, debido a que está traducido al español (al menos su versión europea) y a que su historia principal no es extremadamente larga, también puede ser muy recomendable para los que quieran iniciarse en la saga. Los más veteranos disfrutaran del juego, pero es posible que se les haga corto, aunque a mí me ha dejado muy buen sabor de boca.
