[Reseña] Super Mario Bros. 2 (webcómic)

Guion
Steven Applebaum y Ryan Hoss
Dibujo
Eryk Donovan (inicialmente) y Cristina Russo (posteriormente)
Color
Brett Michael Cook
Textos
Jaymes Reed
Género
Acción, fantasía, ciperpunk
Fecha de actividad
De 25/05/2013 a 09/04/2015

Durante aquel Especial de Super Mario del tema del mes de abril, Martín nos ilustró sobre miserias de la primera (y, hasta ahora, única) adaptación cinematográfica del universo de Super Mario Bros. con actores de carne y hueso. Cambios de directores, alteraciones dramáticas de guion y un pésimo ambiente laboral era todo el maremágnum de desventuras que se encontraba detrás de las cámaras. Delante de éstas, todos pudimos apreciar el resultado: una obra cinematográfica que no recordaba prácticamente nada a ese mundo alegre, colorido y desenfadado en el que dos hermanos fontaneros completaban un nivel tras otro a base de saltos en pos de rescatar a Peach de las garras de Bowser, el rey de los koopas. En su lugar, tuvimos un mundo distópico y ciberpunk poblado por dinosaurios de aspecto humano y con una masa viscosa de hongos infestando toda la ciudad (luego sabríamos que eso fue fruto de haber desevolucionado al rey, cuando en realidad los hongos no son nuestros ancestros). De entre los actores, lo único rescatable fue Bob Hoskins como Mario. ¡Luigi (John Legizamo) ni siquiera tenía bigote!

Huelga decir que la película fue un rotundo fracaso comercial, por lo que jamás tuvo secuela alguna, por mucho que le diesen un final abierto por si sonaba la flauta y les rentaba hacer una (visto lo visto, me parece un milagro que no sólo lograsen terminar no ya una película funcional, sino mínimamente entretenida, si logramos creernos que estamos ante unas aventuras de los hermanos Mario que no tienen absolutamente nada que ver con las originales). En todo caso, siempre nos quedó la duda sobre cuál era el asunto tan grave que había llevado a Daisy a volver al mundo de los humanos, escopeta en mano, a pedir ayuda a los hermanos Mario. Al menos, hasta que en 2014 salió Super Mario Bros. 2, el webcómic que reseñaré a continuación.

Antes de entrar en materia, he de aclarar que este no es un simple cómic hecho por un solo fan basándose en un guion sacado de su cabeza que por sí solo podría constituir un fanfic. Ya ese hecho sería una curiosidad digna de mención, pero en realidad pretendía ir mucho más allá. Y es que se concibió como un proyecto serio integrado por un equipo creativo (Steven Applebaum y Ryan Hoss como guionistas, Eryk Donovan en calidad de dibujante, Brett Michael Cook como colorista y Jaymes Reed en los textos) y que contase como base con las ideas que uno de los guionistas de la película de 1993 (Parker Bennett) tenía para una eventual secuela. De hecho, en su página web consideran que se trata de una obra canónica, en lo tocante a su universo cinematográfico. Estamos, pues, ante un cómic cuyo argumento pretendía ser lo más parecido posible al que habría sido en una verdadera secuela en la gran pantalla.

El punto de partida de Super Mario Bros. 2 se da en una misteriosa cámara subterránea, en cuyo centro se encuentra un extraño altar con un igualmente enigmático artefacto de color negro con forma de huevo. Daisy se había aventurado en su interior en compañía de un guardaespaldas enmascarado. Al acercarse, descubre que la piedra que cuelga de su cuello a modo de collar (recordemos que lleva desde que era un bebé, cuando su madre la dejó a las puertas de un convento para protegerla del rey Koopa, y que era la llave para la fusión de los dos mundos) reacciona al artefacto, para acto seguido se abriese un portal a un mundo totalmente desconocido, del cual emergen unos siniestros encapuchados que constituyen una inquietante adaptación de los Shy Guys del universo Mario.

Los Shy Guys invadiendo el mundo de Daisy.

De la escena de la invasión de los Shy Guys pasaríamos al punto inmediatamente anterior al fin de la película. Mario cocina alegremente en compañía de su novia, al tiempo que trata de animar a un abatido Luigi que no parece superar haberse separado de Daisy (no porque discutieran, sino porque se había quedado en su mundo) cuando, de repente, ésta irrumpe a toda prisa en su casa pidiéndoles ayuda, algo a lo que acceden de forma entusiasta.

Una vez llegados a la otra dimensión, se reunirían con el guardaespaldas de la princesa, el cual se había quedado para contener a los invasores, y rápidamente se pusieron manos a la obra. De nuevo, los hermanos Mario demostraron la pericia que habían desarrollado en sus anteriores aventuras que, en combinación con las dotes de fontanero consumado del propio Mario y algo de astucia, les permitiría neutralizar esa amenaza. Al menos, de momento, pues un misterioso enemigo maquina en la sombra su próximo movimiento para desestabilizar el plano interdimensional…

Una cosa que me llamó la atención en este punto de la historia es el modo en el que se hace palpable la evolución de Mario. Los eventos anteriores le convirtieron en una persona mucho más audaz que no vacilaba en ayudar cuando era necesario. Con todo, con el paso de las páginas y de los capítulos dejará a relucir nuevamente esa faceta prudente (y, en ocasiones, hasta temerosa) que caracterizó a su antiguo yo y que lo contraponía con el carácter más arrojado de Luigi. Esto sí, recordemos que Luigi no pasaría a tener una personalidad definida (y cobarde) hasta el Luigi’s Mansion de GameCube.

Mario haciendo gala de su saber como fontanero y un Luigi «malote» al estilo noventero.

Para cerrar lo referente a la historia de este particular Super Mario Bros. 2, se puede afirmar que continúa y desarrolla lo visto en su predecesor cinematográfico. Por ejemplo, Luigi y Daisy volverán a intimar tras su reencuentro, contando qué fue de su vida tras su separación. El hermano de Mario mostrará sus inseguridades derivadas de no haber conocido a sus padres, preocupándose por la suerte de su hermano si no estuviese con él. La princesa, por su parte, relatará todos los esfuerzos que ha realizado para reconstruir el reino tras la tiranía de Koopa, así como los logros obtenidos hasta el momento y las dificultades con las que se topó.

Asimismo, nos reencontraremos con viejos conocidos como Toad, que compaginaba su trabajo para la familia real con su afición musical. También conoceremos mejor al padre de Daisy, un veterano monarca con un particular sentido del humor y que resulta que se llama Reznor, como el triceratops de Super Mario World.

Por lo que respecta al grafismo, considero que su calidad está a la altura de editoriales de entidad. El propio estilo ciberpunk oscuro de la película puede que no encajase nada con la estética de los juegos de Mario, pero le va como un guante para un cómic, y lo cierto es que este, en concreto, ha sabido captar su esencia bastante bien.

Únicamente hay dos cosas que me chirrían. Una es que, por alguna razón, algunas páginas aparecen sin colorear. Cierto es que hay cómics que usan el diferente tratamiento del color con una finalidad narrativa (desde Los surcos del azar a Désida), pero en esta ocasión no parece haber ninguna detrás, por lo que resulta desconcertante. Por suerte, únicamente ocurre en el primer capítulo. La segunda es mucho más subjetiva, y tiene que ver con la pinta de malote que le ha dado el dibujante a Luigi, con detalles como las mangas recortadas, los dilatadores en las orejas o la perilla, que no veo que se ajuste ni al Luigi de la película. Pero, como digo, es una opinión personal y puede que haya quien le guste así.

¡Reznor (el tricerátops de Super Mario World) es el padre de Daisy!

Por desgracia, no hay mucho más que reseñar de este webcómic secuela de Super Mario Bros. (1993), y eso se debe a que quedó inconcluso. Según la página a la que aludí en un principio, el objetivo era publicar diez capítulos, pero se quedó en cuatro (vamos, menos de la mitad). Tras cerca de ocho años del parón, dudo muchísimo que lo retomen.

Al principio, publicaban una página cada pocos días, pero, entre la página 3 del capítulo 4 y la siguiente hubo un lapso de tiempo de más de dos semanas, para presentarnos un estilo gráfico distinto debido a la marcha del dibujante original, que fue sustituido por Luisa Russo (la cual dio una apariencia a Luigi que se correspondía mucho más a la de la película original). Luego, pasarían nada menos que cinco meses entre la página 5 (12 de octubre de 2014) y la 6 (23 de marzo de 2015), para cesar por completo su publicación en la 8. Me da la impresión de que el equipo creativo se fracturó, lo que llevó al abandono del proyecto.

En resumen, el webcómic Super Mario Bros. 2 resulta muy interesante no sólo por el hecho de que se ofrezca una continuación del final abierto que nos dejó la película, sino por tener las ideas de uno de los guionistas de ésta. Además, el dibujo es más que presentable. El cambio de estilo puede ser un poco desconcertante, pero no es algo que no se haya visto en otros cómics (Las Tortugas Ninja de IDW, por ejemplo, ha pasado por muchas manos de dibujantes). El desarrollo de la historia podría habernos dejado buenos momentos, pero, por desgracia, se paró en seco (si se reanuda, actualizaré este artículo si logran llegar al final). En todo caso, al menos esta obra nos sirvió para saber qué es lo que había alarmado tanto a Daisy y requería la intervención de los intrépidos fontaneros.

El estilo gráfico cambió (en mi opinión, para bien) con la llegada de Cristina Russo.
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