[HorrorScience] The Tingler (1959)

Título
The Tingler
Año
1959
Duración
82 minutos
Director
William Castle
Guion
Robb White
Reparto
Vincent Price, Judith Evelyn, Darryl Hickman, Patricia Cutts, Pamela Lincoln, Philip Coolidge

William Castle fue un productor y director de cine que se hizo famoso porque durante la proyección de sus películas, solía usar algún tipo de efecto práctico para asustar el espectador mientras este veía la película (que la butaca vibrase, que apareciese un fantasma o un esqueleto colgando en la sala de cine…), logrando así asustar y desconcertar a la audiencia. También era habitual que hubiesen espectadores “falsos” que gritasen o se desmayasen durante la película (y que serían atendidos por falsos médicos), para así sembrar inquietud en el resto del público.

Esos trucos tan ingeniosos fueron muy lucrativos, de manera que Castle continuó usándolos en sus películas, hasta el punto que se convirtieron en su seña de identidad.

Una de las películas que se benefició de esta clase de trucos fue The Tingler (conocida en España como Escalofrío y en Hispanoamérica como El aguijón de la muerte).

La película empieza con el Doctor Warren (interpretado por Vincent Price), un hombre totalmente entregado a su trabajo, que a base de hacer autopsias ha llegado a la conclusión que cuando alguien muere en una situación que lo horroriza, sufre una serie de daños en la espalda, aparentemente inexplicables.

En una de sus autopsias conoce a un hombre llamado Oliver (Ollie) Higgins, quien tiene un cine mudo, propiedad de su esposa, una mujer sordomuda, que se horroriza fácilmente, llegando a sufrir desmayos con solo ver una gota de sangre.

Tras conocer a la mujer, Warren empieza a comentar con su socio la posibilidad de que puede haber algún tipo de relación entre el hecho de no poder gritar y las lesiones en la columna de los cuerpos que había examinado, y que en caso de poder hacer radiografías a una persona en ese estado, podrían saber exactamente de que se trata.

Ni corto ni perezoso, Warren decide asustar a su esposa, quien le es infiel de manera constante y trata a todo el mundo con desprecio. Tras asustarla disparándole una bala de fogueo, consigue que se desmaye y le hace radiografías.

El resultado de esas pruebas desvela que existe algo dentro del cuerpo humano (The Tingler), que toma posesión de nuestro cuerpo cuando sentimos pánico y que pierde su control al desquitarnos gritando… pero, ¿qué pasaría si una persona muda muriese en una situación aterradora y no pudiese gritar para acabar con el control de “The Tingler”?

El doctor Warren y Ollie

Estamos ante una película pensada para ser vista en el cine con todos los inventos que se le ocurriesen a William Castle para asustar al público, y con esto quiero decir que ver la película actualmente, en la comodidad de tu hogar, no es ni de lejos la experiencia que vivieron aquellos que fueron a verla al cine.

Sin los artificios de Castle, nos encontramos una película con una primera hora lenta, llena de diálogos (y explicaciones tan increíbles como pesadas) que solo mejora en su última media hora. Sin embargo, hay que admitir que el concepto de la película es tan inverosímil, como apasionante.

El mero hecho de pensar que todos tenemos un “Tingler” dentro de nosotros y que este toma posesión de nuestro cuerpo, salvo que sea reprendido a base de gritos, me parece una genialidad, y creo que ese concepto es lo mejor de la película.

The Tingler está situado en la columna vertebral

Y si hablamos de lo mejor de la película, hay que hablar de su protagonista, interpretado por Vincent Price, que se lo toma con una seriedad habitual en él. A veces pienso que este hombre podría interpretar cualquier cosa (por ridícula que sea) con su estilo tan serio como inquietante. El resto de actores no lo hacen mal, pero quedan en segundo plano, aunque he de admitir que Ollie y su mujer son dos personajes perfectos para una película de terror, porque no transmiten ningún tipo de confianza, no sé muy bien por qué.

Isabel, la mujer de Wallace, resulta ser un personaje fácilmente odiable. De hecho su única función es tener discusiones con su marido, donde ambos se amenazan de muerte, primero de manera (más o menos) sutil y después directamente. Este personaje es bastante secundario, creo que se podría haber hecho más con ella, pero al menos en la parte final de la película es ligeramente más importante.

Isabel, la esposa de Warren

Y bueno, es inevitable hablar de el Tingler, el ser que vive dentro de cada uno de nosotros, que en caso de ser extraído de un cuerpo humano, cuando todavía está bajo la influencia del mismo, toma conciencia propia y se dedica a matar personas… una maravilla de concepto, que hace que le perdone su ridículo aspecto y algunas de sus peores escenas.

The Tingler a punto de atacar a Wallace

Curiosamente la mejor escena de la película, en lo que a efectos especiales se refiere, es la pesadilla de la mujer de Ollie, ya que nos sorprende con algunos ingeniosos trucos, como el uso del color para hacer la sangre más llamativa (no es habitual que las películas en blanco y negro tengan algún elemento de color).

Esta escena es genial

Así que, The Tingler, me maravilla por su concepto y sus personajes (muchos de los cuales son horribles seres humanos), pero es innegable que su primera hora es notablemente larga y que las escenas del propio Tingler son mejorables.

Creo que hay muchas películas mejores de Vincent Price, pero también hay que admitir que si hubiese visto esta película a finales de la década de los 50, en el cine, con la puesta en escena de William Castle durante sus películas, seguramente habría pasado un muy buen rato.

Todos tenemos un Tingler dentro

Curiosidades de la película

  • El truco utilizado para asustar a los espectadores en esta película es conocido como Percepto, una butaca que vibraba en determinadas escenas del cine.
  • Esta fue la última película que hizo Vincent Price con William Castle.
  • Darryl Hickman tuvo que usar alzas para no parecer demasiado bajo al lado de Vincent Price.
  • La película que se ve proyectada en el cine mudo es Tol’able David (1921).
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