KARMA: The Dark World

[Análisis] KARMA: The Dark World — Un Thriller Psicológico que Desafía los Límites de la Realidad

KARMA: The Dark World
Fecha de lanzamiento
27/03/2025
Desarrollador
Pollard Studio
Género
Walking Simulator, Terror Psicológico, Puzzles
Plataformas
PC, Xbox Series X|S, PlayStation 5
Nuestra puntuación
8

KARMA: The Dark World no es un juego convencional. Este título, desarrollado por Pollard Studio, se presenta como una experiencia inmersiva y profundamente introspectiva, donde cada decisión, cada interacción y cada imagen parece diseñada para dejarte pensando mucho después de apagar la pantalla. Es un juego que combina elementos de horror psicológico, ciencia ficción y thriller filosófico, creando una atmósfera única que ha dividido opiniones entre los jugadores. Algunos lo consideran una obra maestra del género narrativo; otros lo ven como una experiencia confusa y demasiado abstracta. Pero algo es seguro: Karma no deja indiferente a nadie.

Imagina caminar por los pasillos de un edificio gubernamental en la Alemania Oriental de los 80, pero en una realidad alternativa donde una corporación llamada Leviathan vigila cada respiro, controla cada memoria y promete utopía a cambio de obediencia. Aquí, no solo investigas crímenes: te adentras en las mentes de los sospechosos, literalmente.

El juego te pone en la piel de Daniel McGovern, un agente de la Oficina de Pensamiento de Leviathan. Tu trabajo es usar una máquina que te permite «sumergirte» en los recuerdos de las personas para extraer información. Pero esto no es un simple flashback. Cada mente es un laberinto de símbolos, traumas y secretos, representados con una estética que mezcla el brutalismo soviético con alucinaciones dignas de David Lynch. En una escena, caminas por una oficina gris que de repente se transforma en un mar de cortinas rojas, como si alguien hubiera teñido de sangre las paredes. En otra, te encuentras resolviendo un puzle en medio de un bosque de manos gigantes que se alzan hacia el cielo, una metáfora visual de la desesperación.

El gameplay se balancea entre la exploración tranquila y momentos de tensión aguda. No hay combate tradicional, pero sí secuencias en las que huyes de entidades abstractas —como figuras con cabezas de televisor u ojos mecánicos que te persiguen—, aunque he visto que algunas personas piensan que estas persecuciones pueden sentirse repetitivas. No ha sido mi caso, creo que las persecuciones están bien. Los puzles, por su parte, son intuitivos pero no triviales: desde descifrar códigos ocultos en cartas hasta reorganizar escenas distorsionadas en la mente de un sospechoso.

Este tipo de gameplay puese asemejarse un poco a los walking simulator, pero no llega a serlo del todo. Creo que podría compararlo directamente con otro juego que jugué y reseñé recientemente: Still Wakes the Deep.

Pero lo que realmente destaca es cómo el juego utiliza sus mecánicas para reforzar la narrativa. Cada vez que «te sumerges» en una mente, el entorno cambia: los colores se saturan, las texturas se retuercen y los sonidos se distorsionan. En un caso, la memoria de un científico rebelde se convierte en un paisaje industrial lleno de máquinas que gimen, reflejando su obsesión por escapar del control de Leviathan. La sensación de estar invadiendo la privacidad más íntima de alguien es palpable, y a medida que avanzas, comienzas a cuestionar si Daniel es un héroe o simplemente otro engranaje en la máquina de opresión.

La historia de KARMA: The Dark World es una espiral de paranoia y revelaciones. Todo comienza con una investigación rutinaria: el robo de un dispositivo llamado «Miniature Dasein» por parte de Sean Mehndez, un investigador de Leviathan. Pero lo que parece un caso sencillo se convierte en una conspiración que involucra a la familia de Daniel, experimentos con inteligencia artificial y una verdad incómoda: la corporación no solo controla el presente, sino que reescribe el pasado para moldear el futuro.

El guion se inspira abiertamente en 1984 de Orwell —desde la vigilancia masiva hasta la manipulación histórica—, pero añade capas de surrealismo y horror existencial. Por ejemplo, la inteligencia artificial que gobierna Leviathan se hace llamar «Madre», una entidad cuya voz fría y maternal recuerda a HAL 9000 con un toque de culto sectario. En un giro inquietante, descubres que los recuerdos que exploras no son solo de los sospechosos: Daniel también está reconstruyendo su propia identidad, fragmentada por años de manipulación mental.

Los personajes secundarios no se quedan atrás. Está Clara, una disidente cuyo subconsciente es un jardín infestado de raíces que estrangulan estatuas, representando su lucha por liberarse de la propaganda. O el Dr. Richter, cuyo laboratorio mental es una sucesión de puertas que nunca llevan a donde esperas, simbolizando su obsesión por encontrar respuestas en un sistema diseñado para ocultarlas.

Pero no todo es oscuridad. Entre las sombras, hay destellos de humanidad: una carta de amor escondida en un archivo clasificado, un recuerdo de infancia donde Daniel y su hermana juegan en un campo de trigo… Estos momentos contrastan con la crudeza del mundo, recordándote que, incluso en la distopía más opresiva, el amor y la esperanza persisten.

KARMA: The Dark World no es perfecto. Algunos críticos señalan que la narrativa puede ser confusa, especialmente en los primeros compases, donde los saltos entre realidades sin transición clara dejan al jugador desorientado. Otros mencionan que el final, aunque impactante, se siente apresurado —una lástima para una historia que merecería más tiempo para desarrollar sus ideas más ambiciosas —. No coincido con la primera opinión, aunque sí con la segunda. Además, aunque los puzles son creativos, hay secciones donde el ritmo decae, como una secuencia repetitiva de sellar documentos que, si bien busca reflejar la monotonía del trabajo bajo un régimen opresivo, puede frustrar a los jugadores.

En cuanto a lo técnico, el juego brilla con Unreal Engine 5. Los efectos de iluminación Lumen y el detalle de los entornos son deslumbrantes: desde el brillo de la lluvia en las calles de Berlín hasta las texturas hiperrealistas de las máquinas de Leviathan. Sin embargo, en plataformas como Steam Deck, requiere ajustes gráficos para mantener un rendimiento estable, sacrificando parte de su esplendor visual. Por suerte, la ROG Ally (que es donde lo he jugado) no tiene estos inconvenientes, ya que es más potente que la Steam Deck. Eso siempre y cundo sepas cómo configurarla de forma óptima en cada juego.

El sonido también merece una mención. La banda sonora, una mezcla de tonos industriales y melodías orquestales, se entrelaza con efectos ambientales —el crujido de un casete insertándose, el zumbido de un monitor de vigilancia— para crear una atmósfera inquietante. Eso sí, algunos diálogos se solapan de forma antinatural, un detalle que rompe la inmersión en momentos clave.

Al final, KARMA: The Dark World es una apuesta arriesgada que vale la pena experimentar. No es para quienes busquen acción frenética o respuestas claras —aquí las preguntas importan más que las soluciones—. Pero si te gustan las historias que te persiguen después de dejar el juego, los mundos que desafían tu percepción y los personajes atrapados en dilemas morales, este juego te dejará marcado. Como dijo un crítico: «Es como soñar despierto en una pesadilla colectiva, donde cada esquina esconde una verdad que preferirías no conocer».

Y cuando llegues al final, cuando las piezas del rompecabezas mental empiecen a encajar, te darás cuenta de que Leviathan no es solo una corporación en un juego: es un espejo deformado de nuestros propios miedos a la vigilancia, al control y a perder lo que nos hace humanos. Después de todo, como dice el eslogan del juego: «Quien controla el presente, controla el pasado». Y en KARMA, el presente es un arma de doble filo.

KARMA: The Dark World
KARMA: The Dark World — Un Thriller Psicológico que Desafía los Límites de la Realidad
Lo mejor
Su estilo gráfico
Su historia
El diseño en general de los puzzles
A mejorar
El final se siente un poco apresurado
Los diálogos
La duración del juego
8
Excelente
0
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