[Conociendo a…] Anacleto

Nombre
Anacleto
Primera aparición
Pulgarcito # 1753 (1964)
Creador
Manuel Vázquez Gallego

A estas alturas ya he hablado bastante del arquetipo del protagonista de las series de Bruguera. Es, ante todo, el personaje frustrado por antonomasia, el que jamás (o muy raramente) consigue lo que se propone y la caricatura y antítesis del héroe de historieta. Este patrón se repite sea cual sea la identidad del personaje en cuestión, y con más razón aún si pretende satirizar una figura exitoss. A esta regla tampoco escapa Anacleto, agente secreto, de Vázquez (aunque en este caso parece que fue una parodia de una parodia, pues el propio autor dijo haberse inspirado en Super Agente 86 en luigar de en James Bond).

El agente secreto que “nunca falla”

Exteriormente, el personaje Anacleto cumple con lo que promete. Pese a su constitución desgarbada, su apariencia es la de un verdadero agente secreto por su aspecto juvenil y la sofisticación que desprende su estética, con su característico smoking negro, camisa blanca y pajarita. Su estilo se completa con su sempiterno cigarro y sus dos o tres mechones (dependiendo de la antigüedad de la historieta, tiene tres pelillos o bien uno inferior grueso y otro superior más delgado) que nacen en su coronilla pero se extienden hacia adelante a modo de tupé. No obstante, y a modo de curiosidad, cabe destacar que en sus inicios Anacleto era completamente calvo. Eso sí, muy pronto el autor le dibujaría con pelo.

Primera historieta de ‘Anacleto, agente secreto’.
Anacleto ya con pelo, con tres pelos de punta en la coronilla.
Anacleto a las puertas de 1968, ya con su «tupé», y lidiando con un tiburón.

Las aptitudes personales del peculiar agente secreto de Vázquez ya son otro cantar.Es cierto que, a diferencia de otras series como Tranqui y Tronco (donde, como recordaremos, el hecho de que fueran rockeros era casi irrelevante en la historia), los elementos de las aventuras de espías abundan por doquier en forma de documentos secretos, microfilms, mensajes en clave, zapatófonos, etc.. Incluso varios de los tebeos que tienen de fondo una temática más cotidiana y trivial presentan guiños que les dan esa apariencia de misión secreta. La cuestión es que el propio Anacleto no es, ni de lejos, un agente modelo. Por el contrario, y a pesar de su jactancioso lema de “Anacleto nunca falla”, el carácter ingenuo, atolondrado, y distraído (además de ser todo un dormilón) tan propio de los personajes de Bruguera hacen también mella en él. También destaca por una torpeza monumental que se saldará con el fracaso más estrepitoso de multitud de casos.

Su puntería no es demasiado brillante.

Ahora bien, debido a la discontinuidad intrínseca a este tipo de historietas, en algunas de ellas hace alarde de una perspicacia considerable y de una gran variedad de recursos para contrarrestar las artimañas del enemigo. Eso no quiere decir que el resultado final de las aventuras cambie, pues siempre habrá algo que lo estropeé, ya sea por culpa de algún traspiés final o por equivocarse de objetivo de la misión (o que éste resulte ser absolutamente intrascendente).

Muchos de los recursos son de lo más imprevisible.

Los encarguitos del jefe

La naturaleza incompetente de este espía hace que sea un quebradero de cabeza para su jefe. Conocido habitualmente como “jefe supremo” de la agencia de espionaje en la que trabaja, con el tiempo pasará de estar en un discreto segundo plano a convertirse en otro personaje clave de la serie. Esto queda plasmado en la evolución de su apariencia, en tanto que, mientras en las más antiguas no presenta un aspecto fijo, con el paso de las historietas fue caracterizado de manera más estable como un hombre calvo y con bigote mosca de cierta altura y corpulencia, para finalmente terminar usando gafas y cambiando a una constitución menuda, en claro contraste con su personalidad.

Las represalias de su jefe son terribles.

En efecto, el superior de Anacleto cumple con los cánones del jefe tiránico y negrero que somete a su empleado a todo tipo de órdenes arbitrarias y tratos degradantes. A menudo sufre las consecuencias de la ineptitud de su agente secreto (golpes, explosiones y demás gags usuales en este tipo de tebeos) y, a cambio, aquél le suele enviar a todo tipo de misiones con los medios más paupérrimos posibles (bicicleta, patinete, autobuses decrépitos, etc.), y frecuentemente a lugares inverosímiles como el desierto de Gobi. No es extraño que el objetivo de las mismas sea lo más banal imaginable, aunque a menudo no queda sin venganza por parte de Anacleto. Tampoco duda en confiarle tareas de chico de los recados, para hastío del sufrido agente (quien, sobra decirlo, acostumbra a hacerlos mal).

Algunos de los encargos del jefe son banales hasta decir basta.

Conclusión y Recomendaciones

Anacleto es un agente secreto que vive bajo la sombra de su despótico jefe y de su propia mala fortuna. De hecho, ante todo se puede concluir que es un gafe. No importa si la faceta que muestra es la de un espía incapaz o uno habilidoso y lleno de recursos, pues prácticamente en todas ellas termina mal.

La serie Anacleto, agente secreto (cuyas historietas son de las más largas, pues van desde las dos páginas a las seis, ocho o, en ocasiones, diez o más) es una de las más exitosas de la editorial Brugera, y, por lo tanto, de las mejor tratadas en cuanto a su publicación en revistas (hizo acto de aparición en Pulgarcito, Tío Vivo, DDT, Super Mortadelo, Mortadelo, etc., etc.) y en álbumes recopilatorios, aunque todos ellos a partir de principios de los 70 (siendo, por lo tanto, más raras sus primeras aventuras). De la época de Bruguera tenemos los de la colección Olé (números 41, 49, 69 y 74) y Alegres Historietas (números 7, 9, 13, 17, 19 y 23). También vieron la luz unos pocos álbumes en Ediciones B, en concreto los de la nueva colección Olé (números 2 y 5, ambos de 1993), así como un álbum dedicado a Anacleto en la Gran Enciclopedia del Cómic de Ediciones Bruch consagrada a Vázquez (#5, 1988).

Más difícil es encontrar publicaciones recientes, pese a la oportunidad que podría haber supuesto la película homónima (aunque el planteamiento de ésta tampoco ayuda, como comentaré a continuación), pues los únicos ejemplos que conozco son los archimencionados Clásicos del Humor de RBA, además del número 9 de Super Humor Clásicos de Ediciones B publicado en 2009. La buena noticia es que este último todavía está en stock.

Por último mencionaré la película Anacleto, agente secreto estrenada en 2015. Dirigida por Javier Ruiz Calderay protagonizada por Imanol Arias, da vida a un Anacleto maduro y con un hijo. Tanto a nivel cinematográfico como de adaptación deja mucho que desear. Aunque tiene algún guiño al cómic (la “cartuchera” de cigarros bajo el smoking que explica que siempre lleve un cigarro en la boca, su misión en el desierto y el hecho de que el propio Vázquez sea el villano de la historia, como ocurre en alguna de sus aventuras), el largometraje no tiene nada que ver con el estilo del cómic. Es bastante violento y sangriento, por lo que está lejos del público objetivo de los tebeos y los elementos pretendidamente humorísticos son un quiero y no puedo. Eso por no mencionar que el Anacleto de esta historieta es mucho más serio que el del tebeo y sólo “mete la pata” una vez en toda la película (si se puede considerar “meter la mata” a caer mal desde una altura en la que cualquiera podría acabar peor). Por lo tanto no es una recomendación; lo cuento como “desahogo” ante semejante bodrio.

Imanol Arias interpreta a un veterano (y demasiado serio) Anacleto.

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