
Dentro del género de la literatura fantástica, existen tres tipos de ambientaciones. En uno, los mundos son completamente imaginarios (la Tierra Media, por ejemplo). En otro son de tipo híbrido, donde la realidad y la fantasía conviven en dos planos paralelos y los protagonistas transitan entre ellos. Pero existe un tercero, el de las ucronías: una realidad modificada para incorporar elementos ficticios o, como en este caso, mágicos. Es lo que sucede con Lengua de dragones (2025).
Lengua de dragones transcurre en el Londres de 1923, pero en uno donde los dragones no son criaturas de leyenda, sino de carne y hueso. Éstos tienen una inteligencia equiparable a la de los humanos, incluyendo la posibilidad de hablar tanto los distintos idiomas de nuestra especie como los propios, desarrollados a imagen y semejanza de aquéllos. Como consecuencia, ambas especies puedan entenderse y convivir a pesar de sus diferencias. Al menos, hasta la Gran Guerra.
El fin del conflicto bélico entre ambas especies fue sellado un un Tratado de Paz que, en realidad, enrareció sus relaciones. Los humanos y dragones cada vez se mezclaban menos en la vida cotidiana. De otro lado, las diferencias entre los propios humanos también crecieron. Había personas de primera, segunda y hasta tercera clase. Esta última apenas se llevaba las sobras de las demás, mientras que la segunda hacía malabarismos por no ser degradada y perder sus modestos privilegios.
Vivien Featherswallow es una joven de unos diecisiete años que pertenece a la mencionada segunda clase. Desde el principio fue educada bajo la continua presión para sacar las mejores notas y evitar ser degradada, pero, además de ello, cuenta con un talento innato para las lenguas dracónicas. Está muy ilusionada por la posibilidad de la doctora Rita Hollingsworth rectora de la Academia de Lingüística Dracónica, vea su trabajo y le abra las puertas a hacer prácticas en la Academia.
Pero todo resultó ser una trampa. Sus padres, su tío y su primo fueron detenidos bajo sospecha de pertenecer a una organización rebelde, formada tanto por dragones como para los humanos, para subvertir el orden surgido del Tratado de Paz. Desesperada, Viv dejó a su hermana pequeña a buen recaudo con los padres de una vieja amiga e intentará una locura que hará que también termine detenida.

La primera ministra en persona, Wyvernmire, la chantajeará para que se una al Departamento de Defensa Contra Dragones (DDCD), ubicado secretamente en el centro de internamiento de Bletchley Park, en el que también participarán otros jóvenes inadaptados. Su objetivo será desentrañar el significado de una lengua ultrasónica, más allá del oído humano y totalmente desconocida, para así ganar la guerra contra los rebeldes. La vida de su familia está en sus manos.
Lengua de Dragones tiene elementos típicos de la literatura juvenil actual, pero también otros que le dotan de entidad propia. La sociedad dividida en clases o castas y sistemas de gobierno opresivos es algo que ya se ha visto en otras de este estilo, como Los juegos del hambre (2008) y Divergente (2011). También comparte estilo literario: acción en primera persona y tiempo presente, frases no demasiado largas ni elaboradas, relativa abundancia de frases hechas y un estilo intimista y emocional.
Por otra parte, esta obra tiene otros aspectos que fueron los que atrajeron mi atención y me decantase por leerla. En primer lugar, no conozco muchas obras de fantasía que pertenezcan al tercer tipo de ambientación, una sociedad moderna, industrial, con dragones. Además, la autora, S.F. Williamson, ha querido plasmar su vocación filológica en la obra, algo que me recordó a Tolkien, salvando las muchas distancias que los separan. Eso le otorga un sello propio e interesante.
La autora no pierde de vista en ningún momento el público objetivo al que va dirigido, pero deja algunos detalles del oficio, como tener presente la mentalidad de la cultura que habla el idioma a traducir. El hecho de que la protagonista sea traductora en lugar de algo que se preste más para la acción, como una guerrera o algo por el estilo, es algo a resaltar. Además, cabe destacar los cambios de tipografía o recursos gráficos para añadir “inmersión” a cartas, carteles, documentos, etc.
Mención especial merece la protagonista. Lejos de ser una heroína típica, da la sensación de que estamos ante una chica normal, con todas sus imperfecciones. Ella quiere a su familia con todo su corazón, pero también es insegura, un tanto orgullosa e incluso egoísta. Es justo lo que cabe esperar de una chiquilla que siempre ha sacado las mejores notas y es producto ideológico de la clase a la que pertenece. Eso último es, precisamente, de lo más interesante que creo que tiene el libro.
Vayamos ahora con lo que no me gustó tanto de Lengua de dragones. En un primer momento pensé que los dragones de esta novela eran antropomorfos. ¿Cómo podría ser de otro modo, si había habido dragones contables en oficinas bancarias, profesores, etc.? Pues no; eran dragones como los conocemos e incluso tirando a grandes. Eso me sacó bastante de la historia. La suspensión de la incredulidad es más fácil en fantasía, lo verosímil importa menos, pero aún así hay límites. Y más aún si el mundo se inspira en la realidad.
Por otro lado, es imposible presentar una sociedad injusta bajo el paradigma «inclusivo», woke. Se insinúa desigualdad legal contra las mujeres, pero éstas ocupan los principales cargos, incluso primera ministra (Tatcher no gobernaría hasta 1979). Se habla de discriminación racial, pero sale una chica negra de primera clase. La homosexualidad parece relativamente normalizada. En resumen, es un mundo más “progre” que su paralelo real en esos años y no es consistente con sus propias premisas.
También veo un problema con el marketing. Aunque técnicamente es romantasy (el amor entre los personajes influye mucho en el desarrollo de la obra), no hay muchas escenas de romance en sí mismo, y lo más “spicy”, lo más subido de tono que contiene no llega demasiado lejos. En cambio, en la sinopsis aparecen las típicas etiquetas eróticas de Wattpad como “slow burn” y “enemies to lovers”. Esto puede tanto desilusionar a quienes buscan lo que promete como alejar a quienes no quieren leer eso.

Por último, he tenido que tragarme una crítica que iba a hacer hasta que llegué hasta cierto punto de la historia. El hecho de que gente tan joven se dedicase a una cuestión tan trascendental, propia de los cargos más veteranos y experimentados, es algo muy típico y que hizo que me costase tomarme en serio la historia, pero terminó siendo resuelto de forma satisfactoria.
Lengua de dragones es una obra que tiene muchas cosas de la literatura enfocada mayormente a un público juvenil en general (incluso adolescente) y femenino en particular, pero que, al mismo tiempo, su desarrollo argumental mantiene y desarrolla la intriga, sus personajes son muy humanos y presenta detalles filológicos interesantes. Quizás lo más negativo de lo mencionado sea el marketing. Si no llega a ser por las referencias externas, ni me hubiese acercado a este libro.
Debido a que fue publicado este mismo año 2025, no habrá problema alguno para hacerse con él, ni caben dilemas con las editoriales y ediciones. Fue publicado en español en tapa blanda por la editorial Salamandra.