La carrera tecnológica entre las distintas compañías de videojuegos siempre ha tenido como buque insignia la calidad gráfica que eran capaces de ofrecer. Fue así durante la “guerra de los bits” (16, 32, 64 bits…), y después la definición de pantalla (720p, 1080p, 4k…). Incluso un servidor, que no me considero especialmente influido por esa tendencia (yo era de Wii, con eso lo digo todo), a veces me veo arrastrado inconscientemente por esos prejuicios cuando aparece ante mis ojos alguna secuencia de un juego gráficamente poco o nada vistoso, pese a que una infinidad de juegos indies, o incluso pertenecientes a grandes marcas, hayan demostrado que no pocas veces son infundados. Esto es lo que me ocurrió cuando Jorge me mostró Vampire’s Fall: Origins, un RPG desarrollado por Early Morning Studio y Blackrose Projects y disponible para PC (Windows), Xbox One, Android, iOS y Switch (sería en esta última plataforma donde lo jugaría). “Me ha parecido algo cutrecillo”, le comenté a cuento de lo modesto que parecía, a lo que respondió “en Steam tiene muy buena calificación, un 9/10 como promedio de 315. Según parece, es un juegazo”. ¿Tanta gente podría estar equivocada? Iré desgranando la experiencia de juego de Vampire’s Fall: Origins para responder a esa pregunta.
Como producto audiovisual que es, es imposible que lo primero que nos entre por los ojos no sean los gráficos. Y, en efecto, como ya adelantaba, son bastante modestos. En Vampire’s Fall: Origins manejamos a un personaje desde una vista cenital en un entorno puramente bidimensional y muy sencillo, tal como se vería en un videojuego de hace dos décadas como mínimo, pero no por ello descuidado. No es pobre en detalles en absoluto, más bien al contrario, con los elementos del decorado totalmente reconocibles en la mayoría de los casos. Los colores son apagados acorde con la temática oscura, pero no monótonos, y cuando vayamos avanzando en la historia desplegarán ante nosotros distintos entornos como montañas, praderas, bosques, ruinas y pantanos. Pero de momento somos un simple recluta de una pequeña aldea que debe entrenar, en medio de rumores sobre la cercanía del ejército del Brujo Maestro, del que se dice que anda haciendo de las suyas por las cercanías.
Así, entablamos los primeros combates, primero contra una simple rata para familiarizarnos con los controles, después, como primera misión secundaria, contra un par de granjeros enloquecidos y, finalmente, contra un lobo, el rival más fuerte de esta primera etapa. En estos combates, como es habitual en los RPG a la vieja usanza, la perspectiva pasa a ser lateral, y comprobamos cómo técnicamente tampoco es un portento. Las animaciones son rígidas y nada naturales, y los efectos tampoco son nada del otro mundo. Pero en el resto de apartados veremos que es otro cantar…
La llegada del Brujo Maestro, de un poder inconmensurable para nuestro aún enclenque personaje, desata una oleada de muerte y destrucción en la aldea. Todos sus habitantes han sido masacrados menos el nuestro, que de todos modos deja de ser un vivo al uso: pasa a convertirse en un vampiro. La estirpe a la que pertenece es elegida en el menú inicial, junto con el nombre y los rasgos puramente estéticos del personaje, lo que proporciona una experiencia algo distinta en función de nuestra elección. Tras una travesía hacia el pueblo de Avan, sin percance alguno salvo por convertir en vampiro a cierto personaje a petición suya, comenzará a desarrollarse el juego en los términos que mantendrá durante toda la aventura.
Al igual que pasaba en el pueblo natal (que es bautizado como Vamp’Ire), podremos curarnos gracias a las pociones que hayamos creado en un menú lateral sólo accesible cuando estemos en un poblado (si bien las que están en las celdas de poción del inventario normal, que se obtienen en la tienda de pociones, pueden consumirse en cualquier momento). Las misiones secundarias de Vampire’s Fall: Origins se multiplican, lo cual, como también viene a ser costumbre en el género, nos proporcionará la excusa perfecta para explorar el inmenso mapa hasta su último rincón mientras obtenemos monedas y puntos de experiencia como recompensa, pero sobre todo, para entablar combates, el verdadero meollo del juego.
En este apartado Vampire’s Fall: Origins también sigue un esquema clásico, aunque con variaciones que le dotan de cierta personalidad. Los combates son por turnos y los golpes hacen más o menos mella en función de la vulnerabilidad a ataques como daño por golpe de arma romo, corte o penetración o el tipo de magia utilizado (fuego u oscuro, por ejemplo), además de las alteraciones de estado por reducción de armadura, aumento de ataque o el nivel de probabilidad de esquivar y bloquear. Para lo primero de todo (el daño de arma), dispondremos de todo un surtido de dagas, espadas, espadas largas, mazas, etc., de distintos tipos, atributos y peso (hay un peso máximo de equipo que podemos transportar). A este daño contribuyen también otros elementos del inventario, como anillos o colgantes que posean esos atributos. Para el daño por magia, tenemos capacidad de infligirlo mediante el ataque Conjuro, perteneciente a los movimientos tipo “Control”.
Por lo que respecta a reforzar nuestras estadísticas defensivas o mermar las del oponente, tenemos todo un árbol de habilidades (llamado Línea de Sangre) que potencian ese rasgo (entre muchos otros). En combate, además, existen distintos movimientos que repercuten en ello temporalmente, como Petrificar (también un movimiento tipo “Control”, que reduce la posibilidad de que el enemigo esquive nuestros ataques), y los ataques Fractura (reduciendo la armadura del enemigo), Fortificar (incrementando la nuestra) y Afilar (aumentando el poder de ataque del arma), todos ellos pertenecientes a los movimientos tipo “Instinto”. Esta categoría se completa con el ataque Mordisco, que reduce la vida del oponente a costa de incrementar la nuestra. Por su parte, los de “Control” restantes son Puñalada y Enjambre de Murciélagos. La efectividad de cada habilidad puede aumentarse hasta 10 niveles cada una.
Todos estos movimientos consumen puntos de poder llamados focus, salvo el ataque básico del arma principal. Debido a que inicialmente disponemos de una pequeña cantidad, no es mucho lo que podemos hacer. Este ataque normal sería el predominante, alternando de cuando en cuando con alguno de los anteriormente citados, pero esto irá cambiando en cuanto subamos de nivel tras acumular ciertos puntos de experiencia. Los puntos que obtengamos (6 por nivel para bonificaciones de atributos y 4 para los ataques citados en el párrafo anterior) podrán invertirse, entre otras cosas, en aumentar no sólo el focus máximo, sino la cantidad a inicio de combate y su ritmo de recuperación por turno, fundamental para poder hacer más y mejores ataques. Cada cuatro turnos dicha recuperación aumenta considerablemente debido al “turno de combo”, que nos permite la posibilidad de combinar varios ataques durante el mismo. Así, se abre cada vez más el margen a la estrategia, hasta el punto de que, si jugamos bien nuestras cartas, podamos ser capaces de derrotar a enemigos con puntos de vida muy superiores a los nuestros (los llamados Brutales, enemigos más poderosos que el promedio y que habitan en lugares muy concretos).
Una buena estrategia sería, por ejemplo, ir mermando lentamente su vida mediante el ataque Enjambre de Murciélagos, que hace efecto tras cada ataque rival durante cinco turnos, al tiempo que recuperamos la nuestra con Mordisco, sin olvidar reforzar nuestra defensa con Fortificar y aumentar el ataque con Afilar, recurriendo de cuando en cuando a Conjuro (que además es inesquivable) y Puñalada (varios golpes consecutivos con el arma principal o secundaria). Si además tenemos una evasión y bloqueos respetables, las posibilidades de victoria aumentan significativamente.
Subir de nivel por sí solo no es suficiente para poseer buenas estadísticas en Vampire’s Fall: Origins. Tanto o más importante es proveernos de un buen equipo, con el que veremos incrementado tanto los puntos de vida o de focus como el ritmo de recuperación del mismo, la defensa, el ataque en sus diferentes vertientes, las posibilidades de esquivar y bloquear y un largo etcétera. Este puede obtenerse del botín tras derrotar a los enemigos, pero la mayor parte de las veces será necesario comprarlo en la herrería, al menos si queremos que sea decente. Esto significa dinero, en cuya recolección invertiremos la mayor parte de nuestra aventura. Puede hallarse en pequeñas cantidades en cofres dispersos por el escenario, pero sobre todo lo obtendremos con las derrotas de enemigos (la obtención de oro, así como la suerte en el hallazgo de los objetos del botín, es algo que también se puede incrementar con los atributos de algunos objetos y en el árbol de habilidades), con la venta de los objetos que nos dejen éstos y con las recompensas tras cumplir las misiones. Si es algo que nos apremia, siempre podremos recurrir a las pociones-señuelo para aumentar la frecuencia de aparición de los enemigos (que es aleatoria, como todo RPG tradicional).
Los elementos de inventario, aparte de las mencionadas armas principales, son las secundarias, que es conveniente que sean escudos para reforzar nuestros puntos de defensa y la probabilidad de bloqueo, así como corazas, pantalones botas, guantes, anillos, colgantes y capas. Podremos también hacernos con yelmos y elementos más sobrenaturales como alas. El nivel de los objetos de equipo puede aumentarse en la forja si disponemos de Piedras de Sangre. Las posibilidades de éxito en el proceso de subida de nivel son inversamente proporcionales a lo alto que ya sea éste. Es decir, que para subir a nivel 1 hay un 70 o 75% de probabilidades de éxito, pero para nivel 4 es ya del 25%. Conviene, pues disponer de una buena cantidad de ellas, algo que al principio del juego será bastante raro, pero cuya frecuencia irá aumentando cuanto más avanzado esté.
Vampire’s Fall: Origins es, pues, un muy buen RPG que poco tiene que envidiar a grandes exponentes del género. Sus recursos técnicos son modestos, pero muy bien aprovechados. Sus sencillos gráficos ofrecen todo lo necesario para sumergirnos en la atmósfera del juego, y la banda sonora (escasa, pero funcional) y los efectos sonoros contribuyen notablemente a ello. Hay momentos en los que puede hacerse algo pesado, en particular al intentar acabar con cierto número de enemigos que no se dignan a aparecer o en surcar palmo a palmo un área y aún así no localizar tal o cual elemento, pero eso no es achacable al juego en sí sino que, una vez más, es consustancial al género al que se adscribe. Incluso en los mejores RPG hemos llegado a sentir ese hastío, y no deja de ser parte del encanto de esos títulos, por muy masoquista que pueda sonar.
Asimismo, estamos ante una aventura enormemente larga. Completar la historia principal, junto a un elevado número de misiones secundarias, me llevó cerca de treinta horas. Y si te quedas con ganas de más (pues completando las secundarias la principal es un paseo) hay disponibles hasta cinco modos de dificultad diferentes con los que reiniciar el juego, por lo que el número de horas totales puede llegar a ser ingente. Desgraciadamente, la traducción al español no acompaña. Abundan las traducciones literales, como sacadas directamente del Google Traductor, e incluso algunos textos directamente olvidaron traducirlos. De todos modos, para los torpes con el inglés, como un servidor, sigue siendo mejor que nada.
Finalmente, si hay algo con lo que me haya quedado con un sabor agridulce es con lo poco aprovechado que está el factor vampírico. La alusión a la irrefrenable sed de sangre del inicio no vuelve a ser mencionada, y más allá de ataques como Mordisco y Enjambre de Murciélagos, de la Poción de Murciélago (con la que nos transformamos en dicho animal para volar de una ciudad a otra y así ahorrar tiempo) y de alguna alusión en los diálogos, pocas veces se nos recuerda que estamos manejando a esa criatura sobrenatural. Me hubiese gustado ver algún intento de encajar mejor elementos de la idiosincrasia vampírica en el juego, pero es sólo una opinión personal, e igual no hubiese dado los resultados deseados viendo el buen resultado final.