En mi reseña del manga de The Legend of Zelda: Twilight Princess incidí mucho en la caracterización de Link y su evolución. Y no es para menos. Un personaje que no dice una palabra en todo el juego da un margen de maniobra enorme a cualquiera que quiera adaptar cualquier título de la franquicia a un formato narrativo más convencional, como, en este caso, al manga. Es por ello que las autoras, bajo el seudónimo de Akira Himekawa, pudieron inventar prácticamente todo lo que rodea a Link, del cual sólo está establecido que es un campesino que vive en Ordon, tiene tales y cuales amigos y es en realidad uno de los elegidos por las diosas para portar la Trifuerza y salvar el mundo de la amenaza de Ganondorf. Así, optaron por presentarnos a un Link que, bajo su apariencia despreocupada, oculta un profundo pesar por unos sucesos aciagos de su pasado de los que se siente responsable. Alguien que vive pacíficamente en Ordon, sí, pero que en realidad es un forastero que lleva tan sólo año y medio asentado en el pueblo. Una vez que el Crepúsculo se cierne sobre el mundo y el espíritu de Farone le revela su condición, entrará en una crisis existencial desencadenada por su dificultad para lidiar con la responsabilidad de ser un héroe.
Ahora bien, ¿qué ocurre con los personajes que sí tienen una personalidad definida, y más aún con aquellos en los que recae la mediación entre la trama y el mudo personaje Link, como es el caso de los ayudantes? Es lo que veremos en este artículo. Es hora de conocer a la Midna del manga y ver en qué se diferencia de la del juego.
La reina del Crepúsculo
Si en el Twilight Princess de GameCube y Wii debemos esperar hasta el final para conocer el verdadero aspecto de Midna, en el manga lo vemos desde un primer momento. De hecho, es quien se encarga de poner al lector en situación narrando la historia de su pueblo, los twili (si bien en ese relato no usa ese nombre), el cual fue desterrado por las diosas al mundo del Crepúsculo cuando sus antepasados trataron de dominar Hyrule tras aprender el arte de la magia. También expone detalles que son omitidos en el juego (y, por tanto, supongo que no serán canónicos), como la muerte de su padre, el rey del Crepúsculo, el rol que había ocupado antes Zant como su mano derecha y la forma de gobierno, una monarquía electiva donde una asamblea de sabios designa al heredero del difunto rey. Ella fue elegida debido a su mayor poder, según parece insinuar, pero también entró en juego el elemento moral: la asamblea sospechaba que Zant era alguien ambicioso y, por lo tanto, no era conveniente que accediese al trono. Ahora es la reina del crepúsculo, mientras que, según afirma, “princesa del Crepúsculo” es como le llama la gente, por lo que sería aquí sólo un epíteto.

Físicamente, es prácticamente idéntica a la del juego. De constitución alta y esbelta, tez gris azulado y ojos rasgados y anaranjados que resaltan con su rímel y sombra de ojos, lleva un largo velo que le cubre cabeza (donde tiene un remate puntiagudo), hombros, parte de los brazos y que cuelga de su espalda a modo de capa negra con estampados grisáceos de líneas complejas. Dicha capa culmina en la parte superior en un gran velo que le cubre la cabeza. Su vestimenta la completa una falta larga, pero totalmente abierta a la izquierda (siempre me quedó la duda de qué ocurre con el resto de zonas negras, puede que sean parte de su piel, a juzgar por cómo es en su forma maldita). Carece de calzado. Por lo demás tiene el pelo anaranjado a juego con sus ojos, que toma la forma de mechones cortos alrededor de su cara y de una melena que se bifurca sobre sus hombros, uniéndose en su pecho con un coletero. Un cabello que es adornado profusamente con llamativas e intrincadas joyas, lo que parece un broche que prende tanto la parte superior de su velo como de su cabello, extendiéndose de lado a lado a varios centímetros de su cabeza. A su vez, parece ir engarzado a una pieza de joyería con forma de dos serpientes entrelazadas a la altura de la frente, prolongándose hasta la nariz, y entre las cuales se ubica una gema. También lleva tobilleras sobre ambos pies.
Como ya mencioné en la reseña, aquí Midna tiene un lobo como mascota, como ocurre en Hyrule Warriors cuando celebra la victoria con un lobo a su lado. Cuando Zant irrumpió para hacerse con la Sombra Fundida y la derrotó en un brece duelo, eliminó al animal cuando intentaba protegerla. ¿Habría llegado realmente su fin?

Más sádica que la Midna del juego
La siguiente vez que volvemos a ver a Midna, ya bajo su forma maldita, es en el capítulo Rumbo al crepúsculo (el 8, justo al final del primer tomo). Pese a que no vemos su transformación, si alguien no ha jugado al título de GC y Wii (lo cual es poco probable, ya que imagino que muchos leerán esta serie atraídos por la aventura original) sabrá en seguida que es ella por presentarse con el mismo nombre. Al igual que en el videojuego, presencia la transformación de Link en lobo una vez que éste entró en el territorio conquistado por el Crepúsculo (al que se aventuró buscando a sus amigos que habían sido secuestrados) y cómo uno de los siervos de Zant lo arrastra, ya inconsciente, hasta las mazmorras del castillo de Hyrule. Una vez vuelve en sí y descubrir que se encuentra encadenado, se produce el primer encuentro entre ambos personajes.
La apariencia que le dio la maldición de Zant es básicamente la misma que la que ya conocíamos. Se trata de una especie de diablillo de estatura reducida, piel de tonalidad grisácea alternada con espacios negros y detalles turquesas similares a tatuajes, grandes y vivos ojos amarillentos (esclerótica) y anaranjados (iris), largas y puntiagudas orejas y una sonrisa burlona de la que sobresale un largo y afilado colmillo. Su pelo forma una larga coleta de un naranja muy vivo, que sobresale de un gran tocado de intrincados adornos en relieve y bajorrelieve, con dos cuernos que se alzan en vertical rematados en volutas. Su forma es irregular, como rota, de tal modo que uno de los ojos lo tiene tapado (el relieve de esa parte forma un ojo recuerda algo al de la máscara de Majora). Si algo puede distinguir físicamente a la Midna del manga de la de las consolas (aparte de que aquí está representada de forma bidimensional) es que, a juzgar por las portadas y contraportadas, el tono de su piel parece algo más azulado, aunque como el manga es en blanco y negro, no podría asegurarlo.

Durante la primera etapa de su viaje (la búsqueda de las tres piezas de sombra fundida) se centra únicamente en sus propios planes y muestra un completo desinterés por lo que le ocurra al mundo de la luz, pero su carácter es todavía más arrogante, burlón y malicioso, sobre todo inmediatamente después de su primer encuentro. Cuando Link, bajo su forma de lobo, se resiste a ser tratado como una vulgar mascota, ésta le sujeta con su coleta transformada en una mano de grandes dimensiones y le propina una importante descarga que le deja fuera de combate por unos instantes, para demostrarle quién manda ahí. Acto seguido, le espeta que, con tal de cumplir su objetivo, es capaz de matarle si es necesario. Antes de eso, en respuesta a su actitud dubitativa sobre si debería acompañarla, le había amenazado con dejarle en aquella mazmorra para siempre, asegurando que “se le comerán los gusanos y acabará convertido en un montón de huesos”.

Durante el transcurso del juego, Midna nos era particularmente útil para teletransportarnos de un lugar al otro del mapa, además de darnos consejos y pistas en los momentos en los que no sabíamos muy bien qué hacer. Por cuestiones de formato, esto aquí no ocurre tanto, pero obviamente mantiene todos esos poderes. Por ejemplo, aquí también hace gala de su gran poder para teletransportar una colosal roca incandescente de la Montaña de la Muerte para fundir el congelado río Zora y que sus aguas vuelvan a alimentar el lago de Lanayru.
Una curiosidad graciosa es que en este manga veremos que siente bastante asco por los insectos de las sombras.

Entre el rencor y la nostalgia
Todo cambia con el ataque de Zant tras reunir todos los fragmentos de la sombra fundida. Ya vimos en las cinemáticas del juego cómo trata de socorrer a Link cuando es de nuevo transformado en lobo y noqueado por el usurpador del Crepúsculo, y en el manga, ya lo había salvado previamente de morir ahogado en su enfrentamiento contra Octópulo (y se aprecia la primera tensión entre ellos cuando le coloca la máscara acuática). Este cambio de actitud cristalizará una vez que Zelda sane sus heridas mortales infligidas por el espíritu Lanayru, manipulado por Zant, aún a costa de perder su forma física. A partir de ahí comienza a mostrar gratitud hacia la bondad de los habitantes del mundo de la luz y su lucha no se limitará a salvar el suyo propio, sino ambos. De hecho, se mostraría profundamente arrepentida por su anterior comportamiento.

Hasta ese punto ya se había ofrecido lo suficiente del trasfondo del personaje como para conocer sus motivaciones y razones para haber sido así. Por un lado, ama su mundo del Crepúsculo con todo su corazón. La tranquilidad la embarga cada vez que contempla sus sombras. Del otro, y por si no bastase con el resentimiento transmitido de generación en generación contra el país de Hyrule por haber desterrado a su pueblo, en esta adaptación vemos cómo el dicho reino tiene por costumbre enviar a ese plano todo ser maligno que le estorba, como pudimos apreciar en un flashback. Eso no hacía más que alimentar su desprecio hacia el mundo de la luz. Además, también presenciaremos otro flashback, en este caso, sobre su infancia. No quisiera hacer demasiado spoiler, porque es de las novedades argumentales más llamativas que trae esta adaptación, pero es algo que también le predispondrá a ver con malos ojos dicho mundo.
En cualquier caso, parece que ya poseía una pizca de crueldad antes de ser transformada y obligada a rebajarse a pedir ayuda a alguien del mundo de la luz, pues, en un momento dado, le confesó a Link que de niña se solía burlar de Zant, algo de lo que en ese momento no se sentía orgullosa, a pesar de lo que le había hecho a ella.

Link y Midna, algo más que compañeros de viaje
Quizás, uno de los cambios más significativos del juego estribe en su relación con Link. Como comentaba en la reseña del manga, está a interpretación de cada cual si ciertos detalles suponen un posible sentimiento romántico de Midna hacia el héroe de Hyrule. La sutileza impera en lo referente a ese asunto. Para mí, el único momento inequívoco ocurre justo al final cuando, al despedirse, deja sin acabar la frase “Link, yo…” (creo que está bastante claro que iba a decir “yo te amo”, o algo así, porque, además, que un personaje femenino se enamore de Link es el pan de cada día en la saga). Lo que queda fuera de toda duda es la complicidad y la camaradería que impera entre ambos. En cambio, en el manga se esfuerzan por dejarnos clara desde muy pronto esa atracción. Incluso cuando era hostil hacia él (además del citado combate con Octópulo, fue muy llamativo cuando se quedó “embobada” al ver a Link por primera vez en su traje verde, tal como mostré en la reseña). En sus pensamientos, incluso se puede ver cómo llega a anhelar por un momento la posibilidad de que ambos acaben juntos. Dicho vínculo es relativamente bidireccional, puesto que Link también se llegará a mostrar muy afectuoso con ella.
Como también mencioné, creo que hay mucho de fanservice en ello, y, de hecho, los fans que shippean (emparejan) estarán contentos con algunas escenas bastante cariñosas. Personalmente, creo que no habría estado mal que las autoras hubiesen respetado más esa sutileza, por mucho que entre dentro de lo creíble entre dos personajes que han pasado tantas cosas juntos.

Conclusión y recomendaciones
Podríamos decir que la Midna del manga de Akira Himekawa presenta más contrastes que en la del juego en lo que respecta al desarrollo de su personalidad. Si en un primer momento es aún más arrogante, burlona y sádica que en éste, cuando cambia resulta también mucho más afectuosa con Link (aunque también severa cuando tiene que serlo). Además, la aquí reina del Crepúsculo (pues aquí es claramente una reina, no una princesa) se muestra más comunicativa a la hora de revelar detalles de su pasado, en contraste con su considerable hermetismo en el otro formato. Quizás inspiradas por la Midna de Hyrule Warriors, en este caso tiene un lobo como mascota. Uno que, como veremos, no es precisamente común y corriente…
El apartado de recomendaciones es de lo más escueto: la colección manga de Twilight Princess de Akira Himekawa, publicado en España por Norma Editorial. Es una breve colección de once tomos que no llevará mucho dinero y tiempo coleccionar en comparación con otras.

