
Cuando me senté a ver The Monkey, no tenía grandes expectativas, pero sí una curiosidad genuina por ver cómo Osgood Perkins, un director con trabajos interesantes como The Blackcoat’s Daughter y Longlegs, abordaría esta adaptación de Stephen King. Sin embargo, lo que encontré fue una película que no logra decidir qué quiere ser: ni aterradora, ni divertida, ni memorable.
La premisa es simple y absurda: un mono de juguete que toca un tambor desencadena muertes cada vez que lo hace. Es una idea que podría haber funcionado si se hubiera manejado con más creatividad o incluso con un enfoque más serio. Pero desde el principio, la película parece estar peleando consigo misma. La historia arranca con Petey Shelburn intentando deshacerse del mono en una tienda de antigüedades, solo para que el juguete provoque la muerte grotesca del dueño de la tienda. Este inicio establece el tono: exagerado y caótico, pero no en el buen sentido.
A partir de ahí, la trama avanza sin rumbo claro. Petey desaparece misteriosamente y su esposa Lois queda sola criando a sus gemelos Hal y Bill. Años después, los niños encuentran el mono y las tragedias comienzan a acumularse. La película salta entre el pasado y el presente, mostrando a los hermanos ya adultos lidiando con las consecuencias del objeto maldito. Pero este salto temporal no aporta nada significativo; los personajes carecen de profundidad tanto en su versión infantil como adulta, y sus interacciones son tan superficiales que es difícil conectar con ellos o sentir empatía por su situación.
Uno de los mayores problemas de The Monkey es su tono inconsistente. Por momentos parece querer abrazar la ridiculez de su premisa y convertirse en una comedia negra, pero luego intenta ser un drama familiar serio o incluso un thriller psicológico. El resultado es una mezcla desordenada que nunca encuentra equilibrio. Las muertes provocadas por el mono son tan exageradas que deberían ser divertidas, pero están filmadas de manera torpe y carecen del impacto visual necesario para hacerlas memorables.
Por ejemplo, hay una escena en la que un personaje muere electrocutado al caer en una piscina electrificada. En teoría, esto podría haber sido un momento impactante o incluso hilarante si se hubiera manejado con más estilo o creatividad. Pero en lugar de eso, se siente como algo sacado de una película barata que intenta demasiado ser «impactante» sin lograrlo. Es como intentar hacer una pelicula con tono similar a las de Terrifier, y fracasar.
Las actuaciones tampoco ayudan mucho a mejorar la experiencia. Theo James interpreta a uno de los hermanos adultos y aunque es un actor competente, aquí parece estar completamente desconectado del material. Su personaje debería transmitir trauma y tensión emocional, pero lo único que transmite es aburrimiento. Los actores infantiles hacen un trabajo ligeramente mejor al mostrar la dinámica entre los gemelos cuando eran niños, pero incluso ellos están limitados por un guion flojo que no les da mucho con qué trabajar.


Visualmente, la película tiene algunos momentos interesantes gracias a la cinematografía de Nico Aguilar, quien logra capturar ciertos detalles inquietantes del mono y su tamborileo constante. Sin embargo, estos destellos visuales no son suficientes para salvar una producción que se siente genérica en casi todos los aspectos. El diseño del mono debería haber sido más aterrador o memorable; en cambio, parece un juguete común al que intentaron hacer siniestro sin éxito alguno.
Comparada con otras películas de Osgood Perkins como The Blackcoat’s Daughter o Longlegs, esta adaptación se siente como un paso atrás en su carrera. Mientras que esas películas lograron construir atmósferas inquietantes y explorar temas interesantes con cierto grado de profundidad, The Monkey parece contentarse con ser superficial y poco imaginativa. Incluso las referencias al trabajo previo del director son difíciles de encontrar aquí; es como si hubiera perdido completamente el toque personal que hacía especiales sus proyectos anteriores.
Si tuviera que resumir mi experiencia viendo esta película en una palabra sería «frustrante». No porque tuviera grandes expectativas —sabía que estaba basada en uno de los relatos menos conocidos de Stephen King— sino porque incluso dentro de sus limitaciones había potencial para algo entretenido o al menos interesante. Pero ese potencial nunca se materializa; todo se siente apresurado y mal ejecutado, desde las actuaciones (que hasta llegan a ser ridículamente malas) hasta las escenas clave de horror.


En última instancia, The Monkey no logra justificar su existencia ni como adaptación ni como película independiente. Es difícil recomendarla incluso a los fans más acérrimos de Stephen King o del cine de terror porque realmente no ofrece nada nuevo ni emocionante. Salí decepcionado y preguntándome cómo alguien como Perkins terminó involucrado en algo tan mediocre cuando claramente tiene talento para hacer cosas mejores.
Si estás considerando verla por curiosidad o porque te atrae la premisa absurda del mono asesino… quizás sea mejor invertir tu tiempo en otra cosa. Hay muchas películas mejores ahí afuera esperando ser descubiertas; esta simplemente no vale la pena.
Algunas curiosidades sobre The Monkey
- En la pelicula incluyeron a Adam Scott y Elijah Wood solo para aparecer en escenas de 1 minuto y siendo casi los únicos en la película con una actuación decente.
- Según el director, la decisión de que el mono tocara un tambor en lugar de platillos se debió a que los derechos de la versión con platillos pertenecían a The Walt Disney Company, ya que el juguete había aparecido como personaje en Toy Story 3. El mono de platillos apareció en Toy Story 3 porque su director, Lee Unkrich, es fan de Stephen King.
- Basada en un cuento de la serie «Skeleton Crew» de Stephen King.
- Siguiendo la tradición de Stephen King, la mayor parte de la película se ambienta en un pueblo de Maine, EE. UU.
- La canción que interpreta el Mono es «I Do Like To Be Beside The Seaside».
- Hay un personaje en la película llamado «Torrance», en alusión a la familia Torrance de «El Resplandor».
- El cartel del hotel «No comer después de medianoche» es una referencia a Gremlins (1984).
- Uno de los personajes se llama Duchamp, al igual que otro protagonista de los cuentos de Stephen King, concretamente la novela corta «El Cuerpo», que inspiró la película de Rob Reiner «Cuenta Conmigo».