Tras tantos juegos que requieren decenas o cientos de horas y estrategias avanzadas, llega un momento en el que el cuerpo me pide algo más sencillo. Quizás, alguno que, sin perder cierto toque de simulación o incluso de levísimo regusto a RPG, me permita jugar con calma, sin grandes pretensiones, sin retos demasiado serios e incluso con una estética amable. Vamos, lo que se suele denominar un juego “casual” e incluso “infantil”. Y es precisamente eso lo que he encontrado en Lemon Cake, el título que analizaré en los párrafos siguientes.
Una misión fantasmal
En dicho título, tomaremos las riendas de una pastelería que haremos prosperar con el paso de los días a base de duro trabajo. Como primer paso, personalizaremos a nuestro personaje tanto en pelo, color de piel, distintas partes del atuendo, etc. Acto seguido comenzará un breve tutorial en el que conoceremos a Miss Bonbon, un fantasma de aspecto adorable y redondeado (tanto que en un principio pensé que tenía forma de magdalena) que nos podrá a cargo de una pastelería en ruinas. El objetivo final, según nos cuenta, es que lleguemos a dominar la receta de tarta de limón, la cual desea probar por última vez.
Ya a los mandos de nuestra pastelería, entraremos de lleno en una rutina que repetiremos un día tras otro. Nuestra jornada comenzará a las 8 de la mañana y finalizará a las 16. Durante ese tiempo, nuestro objetivo será servir a la mayor cantidad de clientes posibles. Si bien no hay posibilidad de tener números rojos en nuestra cuenta, iremos consiguiendo dinero más rápido a cuantos más atendamos por día, lo que se traducirá en la compra de mejoras que incrementarán nuestra productividad.
A hornear se ha dicho
En Lemon Cake, existen dos ingredientes básicos: la mantequilla y la harina. Una vez seleccionada la receta que queremos (cada cual asignada a un botón determinado), los mezclaremos e introduciremos la masa en el horno. Cuando termine la cocción, la puerta se abrirá automáticamente y habremos de retirarla antes de que se queme. Tras ello sólo queda llevarlo a la mesa donde está sentado el cliente antes de que éste se canse de esperar y abandone el local. Durante el proceso, el suelo se irá ensuciando cada cierto tiempo y habremos de usar la escoba para limpiarlo si no queremos que la suciedad ralentice nuestro camino.
Las recetas se dividen en siete clases: pan, galleta, dónut, bizcocho, tarta, golosina (éstas no requieren de horneado) y helado. Las iremos adquiriendo conforme subamos de nivel. Es ahí donde entra en juego el pequeño elemento RPG que contiene, puesto que, con cada actividad que realicemos, iremos acumulando puntos de experiencia. Al mismo tiempo, subir de nivel también nos permitirá aumentar el número de recetas simultaneas que podamos utilizar en una jornada de trabajo, hasta un máximo de siete.
Ahora bien, podría darse el caso de que tengamos una nueva receta, pero no los ingredientes necesarios para elaborarla, y es ahí donde entra en juego el árbol de mejoras. En concreto, es en el de Invernadero donde, a cambio del dinero que hayamos ganado con nuestro duro trabajo, podremos comprar diferentes árboles frutales como cerezos y árboles de cacao, o plantas que dan fresas y grosellas. Del mismo modo, también podremos comprar un gallinero para obtener huevos, vacas para le leche o panales de abejas para la miel.
Más carga de trabajo, pero también mayores ayudas en las tareas
Debemos tener en cuenta que todo lo anterior aumentará nuestra carga de trabajo, puesto que habremos de regar periódicamente las plantas para evitar que se sequen o cepillar a los animales para que produzcan sus respectivos ingredientes. También está el reto añadido de ir hasta el lugar para llevarlos a la conina. Por suerte, el propio árbol de mejoras subsanará esos inconvenientes si reunimos el dinero suficiente (agua que espacia los tiempos de riego, aspersores, vagones, etc.).
Además de Invernadero, en Lemon Cake también tendremos otros tres árboles de mejoras. El de Tienda nos permitirá añadir expositores para que los clientes recojan bollos para llevar (e incrementar nuestras ventas), habilitar espacios para gatos o añadir más mesas (lo cual nos dará más trabajo y hará más fácil que los clientes se aburran y se vayan, algo que podremos limitar con cafés). En el de Cocina nos permitirá abrir una ventanilla que conecte con el comedor, habilitar nuevos hornos hasta un máximo de tres (con la agilización del trabajo que supone) o hacernos correr más. Por lo que respecta al Dormitorio, es puramente decorativo, por lo que el propio juego sugiere dejarlo para el final.
Nunca verás el “game over”, pero te podrás hacer un lío
Si entendemos por “reto” una curva de dificultad que nos amenace con perder la partida, Lemon Cake no contiene ni un ápice de él. Este se debe a que no hay modo en el que entremos en números rojos, y tampoco veo ninguna repercusión real a que repitamos recetas mucho tiempo o tengamos poca variedad en el menú, por mucho que haya símbolos que nos avisen de ello.
En cambio, y como hemos señalado antes, los diferentes añadidos a nuestro negocio sí que hacen nuestras tareas más embrolladas, debiendo ir de acá para allá para llevar a término el proceso de elaboración a buen puerto sin que se nos quemen los pasteles ni perdamos clientes. Esto nos incentivará a planificar mejor nuestra rutina, para lo cual será de gran ayuda que podamos hacer preparativos antes de la apertura (dejar bollos listos en el expositor, limpiar…) por tiempo indefinido, pues el reloj empieza a correr con la apertura de la tienda.
Un juego para todo el mundo (más o menos)
Por lo tanto, Lemon Cake es un juego de simulación de pastelerías con pequeños toques RPG y de granja que puede ser disfrutado por un amplio espectro de jugadores. El hecho de no perder nunca, así como su estética amable y acogedora, puede hacerlo apto para los más pequeños, si bien su desarrollo progresivo hará que lo disfruten jugadores un poco (sólo un poco) más avezados.
Quizás su punto débil estribe en su carácter repetitivo, pues todo el tiempo debemos hacer lo mismo pero de diferentes maneras. Eso sí, eso puede ser indicativo de que han hecho un buen simulador, pues trabajar en una pastelería resulta terriblemente rutinario. Por suerte, las ocasionales tareas de cazar bichos al final del turno de trabajo rompen levemente esa mecánica y nos hacen ganar algún dinero extra…