El subgénero de las casas encantadas es uno de los más clásicos y prolíficos dentro del terror, de manera que es muy fácil encontrar sagas enteras dedicadas en esa temática como Evil Dead, House, Amityville, House on the Haunted Hill, así como un enorme número de películas individuales que tocan el tema de una manera u otra (Besokarna, El Resplandor, Poltergeist).
La temática de la casa encantada es tan popular que incluso dentro del entretenimiento para niños es muy habitual (ahí tenemos Beetlejuice, Monster House o la película de Casper de los 90). Esto es comprensible, porque un viejo caserón (o cualquier construcción abandonada) puede sacar los peores temores de cualquiera solo con su presencia (ahí teneis la mítica escena de Psicosis donde se ve la silueta de la madre de de Norman mirándole desde la ventana), pero también puede ser usada como algo divertido lleno de locuras (como la mansión de la Familia Addams).
Hacer algo original con una casa encantada es muy difícil, pero hace poco me enteré de la existencia de la película The Deep House (La casa de las profundidades), donde se traslada la acción a una casa encantada que está sumergida en el fondo de un lago, algo que yo por lo menos no había visto antes, de manera que tuve que darle una oportunidad.
La película empieza mostrándonos a una joven pareja (Ben y Tina) que se dedican a ir a sitios abandonados para explorarlos mientras graban y lograr así ganar fama y dinero.
Al ver que el último video no ha tenido la repercusión esperada, Ben decide dar un paso más y logra encontrar un pequeña localidad de Francia donde existe un pueblo entero sumergido en un lago. Al llegar al lugar se encuentran que es una zona vacacional, de manera que no es ningún lugar secreto donde sacar un buen video. Sin embargo, Pierre, un vecino del poblado, les comenta que hay otro lago cerca de ahí donde hay casas intactas que también fueron sumergidas y se ofrece a guiarles.
Tras llegar al sitio, Ben y Tina bajan al mar acompañados de su inseparable dron, con el cual graban todo lo que suceda. La casa sumergida está totalmente cerrada, pero rápidamente encuentran una ventana por la cual colarse. Una vez profundizan en las habitaciones de la casa, empiezan a ver cosas realmente extrañas, como objetos que no se han corrompido por el agua, fotos de niños clavadas en la pared o incluso una puerta con marcas de manos de alguna persona que debió estar encerrada ahí.
Una vez llegan a la parte más profunda de la casa, empiezan a darse situaciones extrañas. El dron empieza a funcionar mal, hay extrañas sombras y las cosas empiezan a moverse. Pero lo mejor está por llegar, pues al entrar en la cocina se dan cuenta de que en esa casa se cometieron atrocidades en el pasado y es a partir de ahí cuando ambos temen por su vida.
La casa de las profundidades (The Deep House) tiene una temática muy original, eso es indudable, de manera que nos encontramos ante un principio prometedor (además de un reto increíble para el equipo de grabación).
El elenco de la película es muy limitado, ya que en realidad solo hay dos protagonistas y el resto de personajes son puntuales. Esto es algo que me suele gustar porque simplifica la trama, nos evita personajes pesados y puede ayudar a mejorar el ritmo de la película. Recientemente he comentado un par de películas de este estilo como Fall (2022) o Backcountry (2014).
Lamentablemente, (y al igual que sucedía en Backcountry) los protagonistas no son especialmente memorables, ya que Ben es el típico personaje que se emociona tanto con las cosas que no tiene ni un mínimo de sensatez a la hora de meterse en situaciones peligrosas. Por su parte, Tina es el personaje que sigue ciegamente al otro, haciendo cosas que no quiere hacer. El personaje de Pierre es, obviamente, otro cliché, el tipo “sospechoso” que lleva a la pareja a un sitio concreto que no conoce nadie y no estás seguro si va a hacer algo malo o no.
En lo que respecta a la casa, el interesante enfoque subacuático es de lo poco original que veremos ,pues nos encontramos con muchas situaciones típicas de estas películas (incluida la de asustarse con una muñeca o que se abra una puerta). De hecho, me atrevería a decir que, durante los primeros 30 minutos dentro de la casa, la película abusa del recurso de dar sustos con cosas que no son nada (pero que sobresaltan, al subir la música de golpe y gritar uno de los personajes). Y eso que no es necesario, pues la ambientación de la casa es suficientemente tétrica como para dar un ambiente inquietante.
El hecho de que la casa esté bajo el agua (por lo tanto, a oscuras), hace que no veamos claramente lo que hay, de manera que las linternas de los protagonistas y la del dron nos irán enseñando. Esto se usa con bastante acierto durante la mayor parte del metraje, pero admito que en más de una ocasión no he podido ver lo que se supone que tenía que ver. Vamos, que cuando la película aumenta de ritmo, a veces no te enteras de lo que quiere mostrar.
Y ya que hablo de ritmo, para ser una película corta (menos de una hora y media), puede llegar a hacerse pesada debido a que tiene partes muy lentas, aunque es cierto que la parte final es mucho más acelerada en todos los sentidos.
Tras ver The Deep House, me doy cuenta de que no solo está llena de tópicos (incluso la escena post-créditos es lo esperable dentro del género), sino que incluso pasa de ser “realista” a incluir todas las fantasías posibles, no solo para dar sustos al espectador (un recurso aceptable), sino también para explicar lo que sucede en la casa (lo cual se ve forzado, absurdo y hasta ridículo).
No obstante, hay que reconocerle que, pese a sus defectos, la película ofrece mal gusto y sustos en más de un sentido. Primero, los sustos puntuales, luego, la ambientación lúgubre de la casa y, finalmente, los elementos sobrenaturales del final de la película. En ese sentido creo que cumple sobradamente, pero por algún motivo me esperaba algo más (o tal vez mejor).
Curiosidades de The Deep House
- Los escenarios que recrean la casa estaban en una enorme piscina, pero debían ser usados por partes (para facilitar el rodaje) y ser extraídos de esta al terminar las tomas para evitar que se estropeasen.
- En la casa puede leerse (en francés) la frase de H.P. “No está muerto lo que eternamente yace, y en los eones por venir la muerte aun puede morir”