Con Nausicaä iniciamos un ciclo muy especial en ComboGamer en el que trataremos de analizar la filmografía de uno de los grandes del cine. Hablamos de Studio Ghibli, considerado uno de los mejores estudios de animación de la historia del séptimo arte.
El trayecto comienza con Nausicaä del valle del viento. Basado en el manga de título homónimo publicado en 1982 por el famoso animador, guionista y productor japonés Hayao Miyazaki, es la adaptación cinematográfica dirigida por el propio Miyazaki y producida por Isao Takahata, ambos fundadores de Studio Ghibli.
Aunque Nausicaä no es estrictamente la primera película del estudio, lo cierto es que el éxito tanto en crítica como audiencia de este filme, así como la buena relación entre el común dúo Miyazaki-Takahata, propició la fundación de un estudio que supera ligeramente la veintena de películas en la actualidad.
Para los iniciados en el mundo Ghibli, enamorados de películas como La tumba de las luciérnagas, El viaje de Chihiro o El castillo ambulante, no encontrareis en Nausicaä del Valle del Viento esa fantasía poética a veces abstracta típica de Miyazaki ni el costumbrismo hipnótico que atribuimos a los filmes de Takahata, aunque sí empezaremos a ver brotes de esos estilos, iniciando con esta película la magia de un estudio que iría contracorriente en lo que a animación se refiere.
De 1984, una época en la que prácticamente solo se producían películas de animación adaptadas del manga, Nausicäa es perfecta para iniciarse y adentrarse en la filmografía de este estudio, no solo por ser considerada la primera película sino porque aunque ya se aleja bastante de los estándares establecidos en el anime de la época, aún conserva ciertos detalles tradicionales que hacen más asequible la transición.
La película nos traslada a un mundo post-apocalíptico, mil años después de que una guerra mundial que ha dejado el planeta a merced de la contaminación y los gases tóxicos. Polución que ha propiciado la formación de un bosque de vegetación e insectos mutantes llamado Mar de Putrefacción. Un hábitat mortalmente nocivo para el ser humano y que se extiende sin control hacia las pocas áreas habitables a través de las esporas que expulsa la flora radiotrófica que contamina todo lo que toca.
En este contexto medioambiental se encuentra el Valle del Viento, un pequeño reino agrícola rodeado por potencias mucho más grandes y militarizadas donde vive Nausicaä, la carismática princesa de este reino donde han aprendido a convivir con la contaminación y los insectos. Una heroína que luchará fieramente a favor de la naturaleza y en contra de la guerra.
Una trama bastante densa que peca de sobredosis de información en sus dos horas de metraje, fruto de la adaptación forzosa de un manga cuyo extenso contenido bien podría dar para varias películas. Densa que no incomprensible ni aburrida como algunos califican esta obra, aunque sí es cierto que por la naturaleza adulta de su argumento se aleja bastante del publico infantil en comparación con anteriores trabajos del dúo Miyazaki-Takahata como Heidi, Marco o Ana la de las tejas verdes.
Rebosante de acción, el argumento se construye –como en un anime tradicional– sobre personajes no carentes de carisma pero que se aplanan en cierta forma –a diferencia del manga– para realzar el heroísmo de la protagonista, que sobresale del resto desempeñando un rol que enamora por su personalidad dulce y tenaz. Sin olvidar a los Ohms, insectos sobre los que gira la historia que logran encandilar sin necesidad de texto ni expresión.
Los personajes no alcanzan ese punto Ghibli donde aunque se aprecian claros protagonistas y antagonistas, el resto de personajes adquieren una personalidad única. Sin embargo, no se puede condenar a esta película por no ser del todo Ghibli menos aún cuando cumple notablemente en todos los aspectos.
La forma naturalista y ecologista de tratar el abuso humano a través de los ojos de una niña y su pueblo de campesinos afables se adelanta a su tiempo. Cuando el Protocolo de Kioto no pensaba ni existir, esta película sobrecoge con una dura crítica que se desliza entre diálogos que abogan por la empatía, la tolerancia y el respeto. Un canto a la paz a pesar de mostrar numerosamente escenas bélicas bastante agresivas, maltrato a la naturaleza y despotismo exhacerbado.
Apología al ecologismo representada de forma sensible en ocasiones, chocante en otras, mediante una animación sublime -aunque pobre para Miyazaki- que solo es el preludio de lo que vendrá después. Y es que la principal problemática de este filme se encuentra en el presupuesto, los medios disponibles y la exigencia personal de mantenerse fiel a su obra original.
Tanto la dirección artística como la fotografía no llegan al nivel de las películas posteriores al la fundación del estudio, donde libres de ataduras pudieron crear obras originales sin límites a la creatividad. La obra sigue luciendo el inconfundible estilo de un Miyazaki que en estos momentos su talento supera a sus medios. Se aprecia cierto abuso de los tonos pastel y algunos otros detalles que notaremos por estar malacostumbrados a su estilo artístico. Pero en todo caso no es justo calificar negativamente este aspecto por no igualar una animación cronológicamente posterior que todos tenemos como referencia.
Analizando la animación de los 80 como marco contextual, descubrimos en esta obra de Miyazaki fotogramas para enmarcar, si bien la animación se mantiene estable y aceptable durante gran parte del metraje, en ocasiones rompe con micro-explosiones de arte Ghibli que te dejan asombrando. Cabe destacar la escena final que combina un dibujo exquisito y una música excelente.
Colaboran una vez más con el prodigioso Joe Hisaishi quien será el compositor habitual del estudio y cuyo trabajo en este proyecto no decepciona, se aprecia notablemente la influencia de los 80 en una banda sonora repleta de pistas electrónicas y frenéticas en combinación con algunas melodías melancólicas y sutiles perfectas para el momento que acompañan, entre las que destacan Legend of the Wind y Days Long Gone.