Aprieto los ojos mientras el último resquicio de luz diurna desaparece tras las cortinas de mi estudio. Es de noche, y estoy a punto de sumergirme otra vez en el History Route 68, un motel maldito donde los susurros no vienen del viento, sino de algo mucho más antiguo y hambriento. Pero hoy no es sobre Nightmare Shift que quiero hablarles. Hoy toca viajar a 1987, a un rincón de Maine donde la lluvia golpea los cristales como uñas arañando un ataúd, y donde una niñera llamada Sarah descubrirá que cuidar niños es lo menos aterrador en la Mansión Boyd. Bienvenidos a Midnight Special, el juego que está resucitando el point-and-click de terror con una fidelidad que duele… y con algunos rasguños técnicos que también.
«Sarah, ¿Puedes Revisar el Ruido en el Sótano?» (Spoiler: No Deberías)
Todo empieza como un viernes cualquiera en la vida de Sarah: una estudiante con deudas, un trabajo de niñera en una mansión que huele a naftalina y aristocracia, y dos gemelos, Jon y Ellie, que prometen portarse bien. Lo que no promete el anuncio de empleo son llamadas telefónicas a las 3 AM con respiraciones en el auricular, un dinosaurio de plástico que parpadea cuando no lo miras, y olores a podrido que emergen de las grietas del suelo como si la casa fuese un cadáver hinchándose . Cuando el apagón sumerge todo en tinieblas, Midnight Special se convierte en una máquina del tiempo que te transporta a 1995: no hay controles de doble stick, ni combos de evasión; solo tu cursor, tu ingenio y el pánico creciendo como una mancha de humedad en el techo .
Lo genial es cómo Scared Stupid Inc. (un estudio indie minúsculo) logra que cada clic importe. Examinar una estantería no es solo buscar objetos: es descifrar qué libro está demasiado polvoriento para ser ficticio, o qué foto familiar tiene ojos raspados con navaja. Hasta el inventario es una declaración de principios: para guardar la partida, Sarah debe fumar un cigarrillo, arrastrando el mechero hasta el paquete como un ritual de ansiedad. Es un guiño a los viejos ink ribbons de Resident Evil, pero con un toque de fatalismo punk: cada guardado es un recordatorio de que fumar mata… o te salva de reiniciar desde cero.
La Belleza Macabra de los 16 Bits (y un Gato que No Es un Gato)
Visualmente, Midnight Special es una carta de amor al pixel art más enfermizo. Las sombras en los pasillos no son simples manchas negras: son criaturas que se retuercen si las miras más de tres segundos. Los rostros de los personajes, aunque diminutos, expresan más terror que la mayoría de juegos AAA: cuando Sarah encuentra una mancha de sangre en el felpudo, su sprite no grita; se encoge, tiembla, y lentamente retrocede como si quisiera borrar lo que vio. Hasta los objetos cotidianos ganan vida siniestra: un tocadiscos reproduce «Midnight Special» de Creedence, pero al revés; una cocina de acero inoxidable refleja siluetas que no deberían estar allí; y ese maldito dinosaurio de juguete… bueno, mejor no hablemos del dinosaurio.
Pero lo que realmente eleva la atmósfera es el sonido. No hablo de jumpscares con violines estridentes, sino de detalles como:
- La estática de una radio que captura gemidos entre frecuencia y frecuencia.
- El crujido de un escalón cuando algo pesado sube las escaleras tras apagar tu linterna.
- Los susurros de los niños, grabados con eco de pesadilla, preguntando «¿Sarah, juegas con nosotros?» desde lugares imposibles . Jugué con unos buenos airiculares, y juro que una voz susurró «apaga la luz» por mi oreja izquierda. Uno de mis gatos saltó del sofá. Yo casi me muero del susto.

Decisiones que Pesan Más que un Cadáver en el Armario
A diferencia de otros point-and-click, aquí tus elecciones no son morales, sino de supervivencia pura. ¿Contestas el teléfono mientras un intruso forcejea la cerradura? ¿Corres al sótano porque oíste un llanto, o te escondes bajo la mesa esperando que amanezca? El juego te premia con 7 finales distintos, pero no mediante diálogos ramificados, sino con acciones que alteran la realidad misma. En mi primera partida, decidí ignorar un mensaje escrito en el espejo del baño («HUYE AHORA»). Resultado: los gemelos desaparecieron, Sarah encontró sus mochilas vacías en el ático, y un final lacónico me acusó: «No todos los monstruos necesitan colmillos».
Los puzles, aunque sencillos, brillan por su integración narrativa. Para reparar un fusible, no basta con encontrar cables; debes desmontar un reloj cucú cuyos ojos siguen tu cursor, y usar sus agujas como conectores. Para ahuyentar algo que rasca la puerta, mezclas sal y pimienta no como condimento, sino como símbolo de pureza en un ritual improvisado . Es aquí donde el juego homenajea a Clock Tower y Resident Evil 1: cada objeto cuenta una historia, cada solución es un pequeño triunfo contra lo imposible.

La Otra Cara: Early Access con Amargura (y Bugs que Matan la Inmersión)
No todo es nostalgia bien emulsionada. Midnight Special está (al momento de escribir este artículo) en acceso anticipado, y se nota un poco:
- Controles que desafían la lógica: Hacer doble clic para correr funciona el 60% de las veces; el resto, Sarah camina hacia el peligro como si fuese un zombie.
- Idiomas perdidos: En ciertos idiomas, textos críticos aparecen en jeroglíficos indescifrables. Menos mal que el terror no necesita traducción (y que no falla en español).
- Falta de soporte para gamepad: Siempre se puede emular el teclado y mouse, el propio Steam lo permite, pero no es lo mismo que tener soporte nativo.
Los desarrolladores tienen un roadmap para este mismo 2025 que incluye justamente mejoras para solucionar esto. El soporte para gamepad está en los planes, lo mismo que ports para Steam Deck, más historia, más finales y, en fin, más de todo.

¿Por Qué Aun Así Vale la Pena?
Porque tras 5 horas con Midnight Special, recordé algo que los juegos modernos olvidaron: el terror no nace de gráficos, sino de ausencias. De lo que no ves, de lo que intuyes. De un teléfono que suena en una casa vacía. De un peluche que amanece en tu cama sin explicación. Este juego entiende que el miedo más profundo es el que se construye en tu mente, no en la pantalla.
Sí, necesita algunos parches urgentes Sí, debería añadir soporte para gamepad antes del lanzamiento final. Pero al estar en acceso anticipado, esto se entiende y, cuando funciona, cuando la atmósfera te envuelve y sientes que Sarah es un avatar de tus propias fobias, Midnight Special se convierte en algo más que un homenaje: es un puente entre la edad de oro del terror y el indie moderno. Y por eso, aunque tenga que reiniciar otra partida, seguiré entrando en la Mansión Boyd. Al fin y al cabo, como dice Sarah: «La noche es larga, y alguien debe cuidar de los niños» .
Midnight Special está en Early Access en Steam por $9.99. Si te atreves: juega de noche, con auriculares y un mechero real en el bolsillo. Por si acaso.
«En la Mansión Boyd, las sombras no te esconden de los monstruos. Te esconden de lo que serás capaz de hacer para sobrevivir.»
— Anotación encontrada en el bloc de Sarah, página 13.