En el corazón de la Varsovia de 1905, una ciudad rebosante de diversidad cultural y tensiones políticas, nos encontramos con Wiktor Szulski, el enigmático protagonista de The Thaumaturge. Este fascinante RPG nos sumerge en un mundo donde la realidad se entrelaza con lo sobrenatural, y donde las decisiones moralmente ambiguas están a la orden del día.
La historia comienza con el regreso de Wiktor a su ciudad natal tras la muerte de su padre, un acontecimiento que desencadena una serie de eventos que cambiarán su vida para siempre. Como taumaturgo, Wiktor posee la extraordinaria habilidad de comunicarse y controlar a los salutores, unas criaturas etéreas que solo los de su clase pueden percibir verdaderamente.
El fallecimiento de su padre no solo trae consigo el dolor de la pérdida, sino también un misterio que Wiktor deberá resolver. En su testamento, su progenitor le ha dejado un Grimorio Negro, un libro de conocimientos arcanos que ha desaparecido misteriosamente. La búsqueda de este tomo llevará a Wiktor a recorrer los diversos estratos de la sociedad varsoviana, desde los opulentos salones de la alta sociedad hasta los sórdidos callejones de los barrios bajos.
A medida que Wiktor se adentra en su investigación, se ve envuelto en una trama que va mucho más allá de la simple búsqueda de un libro. La Varsovia de 1905 es un hervidero de tensiones políticas y sociales, y nuestro protagonista se verá obligado a navegar por estas aguas turbulentas mientras persigue sus propios objetivos. En su camino, se cruzará con personajes históricos reales, como el enigmático Rasputín, cuyas ambiciones de acercarse a la familia real rusa añaden una capa adicional de intriga a la narrativa.
Pero la verdadera esencia de The Thaumaturge reside en la relación de Wiktor con los salutores. Estas entidades etéreas, que para el resto del mundo son invisibles, juegan un papel crucial tanto en la trama como en el desarrollo del juego. Los salutores son capaces de poseer a los seres humanos, atormentando sus vidas y alimentándose de sus defectos y debilidades. Como taumaturgo, la misión de Wiktor es rastrear a estos seres, separarlos de sus anfitriones involuntarios y, en última instancia, forjar un vínculo con ellos para utilizarlos en su beneficio.
Uno de estos salutores, conocido como Upyr, tiene una conexión especial con Wiktor. Esta relación, que se desarrolla a lo largo del juego, añade profundidad al personaje de Wiktor y nos ofrece una ventana a su mundo interior y sus luchas personales. A medida que avanza la historia, Wiktor deberá enfrentarse no solo a los desafíos externos, sino también a sus propios demonios internos.
El gameplay de The Thaumaturge es una mezcla fascinante de elementos de RPG clásico y mecánicas innovadoras. El juego se desarrolla principalmente a través de la exploración de la ciudad, la recolección de pistas y la interacción con los personajes. Wiktor utiliza sus sentidos de detective taumatúrgico para descubrir pistas ocultas en el entorno, siguiendo rastros de evidencia a través de múltiples distritos y hogares de la ciudad.
Las conversaciones con los personajes son una parte crucial del juego. Cada diálogo presenta opciones que pueden afectar el curso de la historia y las relaciones de Wiktor con los demás. Es fascinante ver cómo nuestras elecciones tienen un impacto real en el desarrollo de la trama, y cómo los personajes recuerdan nuestras interacciones previas de una manera que se siente orgánica y natural.
Pero el verdadero plato fuerte del gameplay son las batallas contra los salutores. Estos enfrentamientos son el resultado de una larga cadena de investigación y deducción. Una vez que Wiktor ha reunido suficientes pruebas y ha logrado que el anfitrión del salutor revele su verdadera naturaleza a través de cuidadosas elecciones de diálogo, se desencadena la batalla.
Los combates en The Thaumaturge son por turnos, lo que permite una aproximación estratégica y cerebral a cada enfrentamiento. Wiktor solo puede controlar a un salutor a la vez en combate, lo que añade un elemento adicional de estrategia a la hora de elegir qué habilidades utilizar. El sistema de combate requiere que prestemos atención al orden de los turnos y a la velocidad con la que se desarrollan los ataques en cada ronda. La derrota es una posibilidad real si no mantenemos la concentración.
Visualmente, las batallas contra los salutores son un espectáculo impresionante. Estas criaturas de pesadilla llenan la pantalla con sus formas grotescas, lanzando oleadas de sombras humanas contra Wiktor. Es un testimonio del trabajo artístico del juego, que logra crear una atmósfera única y envolvente.
Uno de los aspectos más interesantes del juego es cómo Wiktor adquiere nuevos salutores. Para hacerlo, debe identificar el «defecto» del anfitrión humano, una característica o rasgo de personalidad del que se alimenta el salutor. Una vez identificado, Wiktor debe hacer que el anfitrión reconozca este defecto, momento en el cual puede transferirlo a su propia psique, llevándose consigo al salutor.
Este proceso no solo es fascinante desde el punto de vista narrativo, sino que también tiene implicaciones interesantes para el gameplay. Cada nuevo salutor que Wiktor adquiere le proporciona nuevas habilidades y opciones tácticas para el combate. Además, algunos salutores pueden ser robados o entregados a otros taumaturgos rivales que Wiktor encuentra en su camino, y estas decisiones tienen efectos tangibles en cómo se desarrolla el resto de la historia.
El sistema de progresión de personaje en The Thaumaturge está íntimamente ligado a esta mecánica de adquisición de salutores. A medida que Wiktor incorpora nuevos defectos a su psique, no solo gana nuevas habilidades, sino que también evoluciona como personaje. Es una forma fascinante de vincular el crecimiento mecánico del personaje con su desarrollo narrativo.
La ambientación de The Thaumaturge es otro de sus puntos fuertes. La Varsovia de 1905 está recreada con un nivel de detalle impresionante, mezclando localizaciones reales con elementos de fantasía oscura inspirados en el folclore polaco y ruso. Esta combinación crea un escenario único y fascinante que invita a la exploración.
El juego no escatima en mostrar los contrastes de la sociedad de la época. Pasaremos de los lujosos salones de la alta sociedad a los barrios más deprimidos de la ciudad, interactuando con una amplia gama de personajes que van desde la nobleza hasta los criminales más duros. Esta diversidad no solo enriquece la narrativa, sino que también nos ofrece una visión más completa y matizada de la Varsovia de principios del siglo XX.
La atención al detalle histórico es evidente en cada rincón del juego. Desde la arquitectura hasta la vestimenta, pasando por las costumbres y el lenguaje de los personajes, todo contribuye a crear una atmósfera inmersiva que nos transporta a otra época. La inclusión de figuras históricas reales, como el mencionado Rasputín, añade una capa adicional de autenticidad a la experiencia.
Sin embargo, The Thaumaturge no es un juego histórico en el sentido estricto. La presencia de elementos sobrenaturales y la libertad creativa con la que se abordan ciertos aspectos de la época crean una versión alternativa y fascinante de la historia. Es esta mezcla de realidad y fantasía la que da al juego su sabor único.
El sistema de elecciones morales es otro aspecto destacado de The Thaumaturge. A lo largo del juego, Wiktor se enfrentará a numerosas situaciones en las que deberá tomar decisiones difíciles. Estas elecciones no son simplemente binarias entre «bien» y «mal», sino que a menudo implican matices y consecuencias complejas.
Lo interesante es que el juego no juzga nuestras decisiones. No hay un sistema de moralidad que nos castigue o recompense por nuestras elecciones. En su lugar, The Thaumaturge nos permite explorar las consecuencias de nuestras acciones de una manera más orgánica y realista. Nuestras decisiones afectan a cómo nos perciben los demás personajes, cómo se desarrolla la trama e incluso qué habilidades y salutores tenemos a nuestra disposición.
Esta libertad de elección se extiende también a cómo abordamos las diferentes situaciones del juego. Podemos optar por un enfoque más directo y agresivo, o tratar de resolver los conflictos de manera diplomática. Podemos decidir si confiamos en nuestras habilidades de persuasión o si recurrimos a la fuerza de nuestros salutores. Cada enfoque tiene sus propias ventajas y desventajas, y parte del placer del juego radica en experimentar con diferentes estilos de juego.
La escritura del juego es otro de sus puntos fuertes. Los diálogos son agudos e inteligentes, con un toque de humor negro que encaja perfectamente con el tono general del juego. Cada personaje tiene su propia voz distintiva, y las conversaciones se sienten naturales y creíbles.
Es especialmente destacable cómo el juego maneja la exposición de su complejo mundo y sistema de magia. En lugar de abrumarnos con largas explicaciones, la información se va revelando de manera gradual a través de las interacciones con los personajes y el entorno. Esto no solo mantiene el ritmo de la narrativa, sino que también nos anima a explorar y descubrir por nosotros mismos los secretos del mundo de The Thaumaturge.
A pesar de sus muchas fortalezas, The Thaumaturge no está exento de algunos pequeños defectos. La animación a veces puede sentirse un poco rígida, y algunas escenas cinemáticas pueden parecer abruptas. Sin embargo, estos pequeños fallos no llegan a empañar la experiencia general del juego.
De hecho, se podría argumentar que estas imperfecciones contribuyen al carácter único del juego. The Thaumaturge se siente como una joya en bruto, con bordes ásperos que le dan personalidad y carácter. Es precisamente esta naturaleza imperfecta la que hace que el juego sea tan fascinante y memorable.
La rejugabilidad es otro punto fuerte del juego. Las numerosas elecciones que hacemos a lo largo de la historia, junto con la variedad de salutores que podemos adquirir y las diferentes estrategias que podemos emplear en combate, hacen que cada partida pueda ser significativamente diferente. Esto nos anima a volver a jugar, a explorar diferentes caminos y a descubrir nuevos secretos.
En conclusión, The Thaumaturge es un RPG fascinante y único que merece la atención de cualquier amante del género. Su combinación de historia, fantasía y mecánicas de juego innovadoras crea una experiencia que es a la vez familiar y refrescantemente nueva.