Poster de ROUTINE

[Análisis] Routine: Terror sci-fi inmersivo en una base lunar abandonada de los 80

Fecha de lanzamiento
04/12/2025
Desarrollador
Lunar Software
Género
Survival Horror, Sci-Fi, FPS
Plataformas
PC, Xbox Series X|S
Nuestra puntuación
8.5

Imagina despertar en un traje espacial, con el zumbido constante de ventiladores en tus oídos y la gravedad lunar haciendo que cada movimiento se sienta deliberado, casi frágil. Así arranca Routine, el debut de Lunar Software publicado por Raw Fury el 4 de diciembre de 2025, después de una gestación de más de 13 años que ha generado expectación y escepticismo por igual.

Me adentré en la Estación Sinclair con la curiosidad de quien explora un relicario olvidado, solo para encontrarme atrapado en un ciclo de pánico controlado: robots que patrullan con sensores impredecibles, pasillos que parecen repetirse en un loop infinito y pistas dispersas que obligan a pensar como un ingeniero desesperado. No es un horror de jumpscares fáciles; es una experiencia que te obliga a confrontar la insignificancia humana en el vacío, con un diseño que elimina cualquier distracción visual como HUD o minimapa para sumergirte por completo.

La trama de Routine: Un rompecabezas cósmico de logs y ausencias

La historia de Routine se construye como un puzzle ambiental magistral, donde la ausencia es tan protagonista como lo presente. Despiertas como un ingeniero anónimo en la base lunar Union Plaza, respondiendo a una llamada de rutina que se torna siniestra: la tripulación ha desaparecido, dejando atrás un rastro de logs de audio fragmentados, terminales con entradas codificadas y hologramas glitcheados que narran el colapso gradual. A medida que avanzas, los registros pintan un retrato vívido de la vida cotidiana en la estación: discusiones banales sobre turnos, experimentos con IA que salen mal y tensiones crecientes por fallos inexplicables en el sistema de soporte vital. Uno de los logs iniciales, por ejemplo, detalla cómo un compañero nota «sombras que no coinciden con las luces», sembrando la semilla de lo sobrenatural –o al menos, lo inexplicable– sin revelar demasiado pronto.

El lore se expande en capas

Descubres que la base forma parte de un proyecto mayor de colonización lunar en los 80, con influencias retrofuturistas que evocan cintas VHS de sci-fi de la época. Hay facciones implícitas –corporaciones ambiciosas, científicos al límite– y experimentos con entidades que trascienden la física conocida, fusionando horror lovecraftiano con paranoia tecnológica. Los giros narrativos llegan en oleadas: un audio revela traiciones internas, otro insinúa manipulaciones externas, y hacia el final, la línea entre lo mecánico y lo orgánico se difumina por completo, cuestionando si eres el último humano o parte de algo peor.

En mi recorrido, releer logs en contextos posteriores revelaba conexiones ocultas, como referencias cruzadas a «protocolos de contención» que al principio parecen burocracia inofensiva. La narrativa no es lineal; depende de tu exploración, premiando a quienes escudriñan cada rincón para armar el rompecabezas mental. Esta opacidad inicial puede desorientar, haciendo que la historia «cliquee» solo en retrospectiva, pero eso refuerza el tema central: el terror de lo desconocido en aislamiento absoluto.

Jugabilidad: Stealth táctil y puzzles que castigan la intuición

Routine ofrece un enfoque algo distinto al survival horror tradicional al eliminar cualquier interfaz: no hay barras de vida, objetivos en pantalla ni flechas guía. Todo se resuelve con interacción física y lógica pura, centrada en el dispositivo C.A.T. (Computer Assisted Tool), una multiherramienta que se convierte en tu salvavidas y némesis. Este gadget permite escanear entornos, hackear paneles, manipular gravedad o proyectar hologramas de diagnóstico, pero requiere pasos precisos: alinear cables manualmente, calibrar sensores arrastrando iconos o resolver circuitos lógicos en tiempo real. Un puzzle típico involucra usar el C.A.T. para restaurar energía en un sector: primero escaneas fusibles defectuosos, luego arrastras herramientas desde tu inventario (accesible físicamente en el traje) y finalmente purgas el sistema arrastrando válvulas virtuales –todo mientras un robot acecha cerca.

Los enemigos son el corazón del stealth: los Type-05, robots de mantenimiento reprogramados, patrullan con patrones variados. Algunos detectan ruido (pasos pesados resuenan en el metal lunar), otros movimiento (agacharse o flotar en gravedad baja es clave) y variantes avanzadas combinan ambos con visión térmica. La evasión implica creatividad: arrojar objetos para distraer, apagar luces con interruptores remotos o trepar conductos de ventilación arrastrándote centímetro a centímetro. No hay combate; un roce significa muerte instantánea y respawn en checkpoint, fomentando el aprendizaje por ensayo y error.

Las mecánicas escalan en complejidad

En secciones medias, combinas C.A.T. con upgrades como el Ultraview Module para revelar huellas invisibles o códigos ocultos en teclados. Puzzles avanzados exigen multitarea, como hackear una puerta mientras distraes un bot o alinear láseres en cero-g para abrir rutas. Volver sobre tus pasos es algo omnipresente –regresas a áreas con nuevas herramientas– lo que genera frustración cuando ciertos objetivos implícitos (deducidos de logs) no son obvios, llevando a búsquedas exhaustivas.

Checkpoints frecuentes te salvan de la rabia, pero la curva de dificultad es implacable: lo que empieza como exploración libre termina en persecuciones tensas donde un error menor reinicia varios minutos de progreso.

Gráficos y atmósfera: Un retro-futuro que se clava en la retina

Routine aprovecha Unreal Engine 5 para entornos hiperrealistas: pasillos con óxido acumulado, hidroponías secas flotando en microgravedad y monitores CRT parpadeantes que proyectan glitches orgánicos. La iluminación dinámica crea sombras traicioneras, y la física lunar hace que cadáveres y debris floten de forma hipnótica. La atmósfera oprime: silencio roto por zumbidos lejanos genera paranoia, amplificada por un cuerpo completo visible que te recuerda tu vulnerabilidad.

Opinión personal: Inmersión brutal con distintas aristas

Routine prioriza una visión de: inmersión total que fascina por su audacia, pero castiga con puzzles opacos y sigilo que roza lo injusto. La historia recompensa la dedicación, revelando un tapiz cósmico perturbador, aunque su densidad inicial puede dividir opiniones. Como experiencia, destaca en un mar de juegos de terror que parecen seguir un mismo molde, pero demanda una cantidad de paciencia que no todos tienen.

Conclusión: Para quienes toleran el vacío

Routine invita a perderse en su luna hostil, disponible en PC y Xbox. Si la exploración lógica y el terror ambiental te llaman, atrévete; de lo contrario, pasa de largo. ¡Cuéntame si lograste hackear el primer panel sin morir!

Poster de ROUTINE
Routine: Terror sci-fi inmersivo en una base lunar abandonada de los 80
✅ Lo mejor
Su estilo visual es impecable
Su diseño sin distracciones y enfocado en la lógica
Su atomósfera tan bien lograda
❌ A mejorar
Las secciones de sigilo pueden resultar bastante frustrantes
Los puzzles están bien, pero a veces resultan tediosos
8.5
Excelente
0
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