Póster de Marshmallow

[HorrorScience] Marshmallow (2025): El Campamento que Esconde sus Propios Monstruos

Portada de Marshmallow
Fecha de lanzamiento
11/04/2025
Director
Daniel DelPurgatorio
Guion
Andy Greskoviak
Reparto
Kue Lawrence, Corbin Bernsen, Liam Seib, Giorgia Whigham, Michael Provost, Kai Cech

Imagina esto: tierra mojada, pinos que se doblan como espectros borrachos, y una furgoneta que te deja tirado en la puerta del Campamento Almar. Así arranca Marshmallow, con Morgan (Kue Lawrence) mirando ese cartel de «¡Aquí crecerás!» como si anunciara una sentencia de muerte. Acaba de perder a su abuelo Roy, el único ser humano que no lo trataba como un bicho raro por su hidrofobia. Sus padres, así en onda como «esto te hará hombre», le dan una palmadita en la espalda y desaparecen dejándolo solo frente a un grupo de monitores con sonrisas falsas y compañeros que ya frotan las manos para hacerle la vida imposible.

El primer día es un tour por el horror cotidiano: cabañas con literas que chirrían como ataúdes y Dustin (Liam Seib), el matón local, que decide que Morgan es su juguete nuevo. La escena del lago es de las que te clavan en el asiento: hay un acoso psicológico perverso. Dustin balancea la canoa donde Morgan va, palideciendo, agarrado a los bordes como si fuera el Titanic. Los monitores Rachel (Giorgia Whigham) y Tyler (Michael Provost) miran hacia otro lado, fumando porros entre risas. Y tú piensas: «¿En serio nadie va a hacer nada?».

Las noches son peores. Fogatas, historias de miedo, y la leyenda de «El Doctor»: un cirujano que vagaba por ese bosque cortando piezas de niños para «mejorarlos». Morgan, con sus pesadillas del abuelo ahogado, siente que esa historia es más real que el sudor frío que le chorrea por la nuca. Cuando empieza a oír ruidos de metal arrastrándose entre los árboles y ve sombras con torsos deformes tras las ventanas, los adultos le sueltan el «es tu ansiedad, chico». Pero las cámaras de seguridad captan huellas de barro con forma humana cada mañana. Algo real está ahí fuera.

Por qué esta película no es lo que piensas

Te lo digo ya: Marshmallow no es el típico slasher con adolescentes gritonas. Es una bomba de relojería emocional que me recordó por qué amo el terror indie. Aquí va mi descargo fan:

Kue Lawrence debería estar en todas las listas de «actuaciones revelación». Este chico es Morgan. No actúa la hidrofobia: la vive. Lo notas en cómo evita mirar el lago, en cómo se encoge cuando llueve, en los temblores que le recorren los brazos cuando oye a alguien decir «natación obligatoria». Su química con Pilar (Kai Cech), la chica que le regala caramelos envueltos en dibujos de monstruos, es el único rayo de luz en este pozo oscuro. No hay romance cursi, solo dos niños medio rotos buscando calidez.

Marshmallow

La atmósfera te estrangula. Daniel DelPurgatorio (sí, vaya apellido, ¿no? Y debutante, ¡increíble!) convierte el bosque en un personaje más. Siempre me gustaron las peliculas que transcurren en bosques. El bosque mismo termina estando presente, y convierte todo en un terror físico. Aquí no usan jump scares baratos; te ahogan lentamente.

Y claro: también están los clichés, como el monitor musculoso, la que es hot, la que parece más recatada, el que no quiere trabajar, el que sí se lo toma más en serio, etc. Y el grupito de nerds que suelen ser los que sufren bullying pero se unen y forman una gran amistad. Pero todo esto termina quedando como algo secundario más tarde.

El giro… ¡El giro! Sin spoilear: cuando descubres qué hay detrás de «El Doctor» y el campamento, Marshmallow te revuelve el cerebro. Pasas de pensar «esto es un homenaje a los 80» «¿en qué dimensión me metí?». Como fan de The Cabin in the Woods, me gustó bastante. Es una metáfora brutal sobre cómo los adultos invalidan el miedo de los jóvenes («es solo tu trauma»), pero llevada a un extremo que da escalofríos. El guion de Andy Greskoviak (Black Friday) no tiene piedad.

Marshmallow

El sonido debería tener mayor reconocimiento. Nicolas Elert (compositor) usa sintetizadores que chirrían como dientes rechinando, pero lo genial son los efectos: el crujido de la canoa bajo Morgan, los pasos en el barro que no vienen de nadie, los susurros en las duchas vacías… En el cine, con el volumen a tope, se escucha increíble. O si tienes la suerte de verla en casa, con buena calidad y un buen sistema de sonido (o auriculares con sonido espacial), te encantará.

¿Defectos? El ritmo al principio es lento. Los primeros 20 minutos son puro dolor adolescente sin mucha acción, y si vas esperando gore desde el minuto uno, te frustrarás. Pero ojo: ese preámbulo es necesario. Sin él, el golpe final no tiene tanto impacto.

Marshmallow

En resumen: maldita peli indie imperfecta (como debe ser)

Marshmallow es de esas películas que te dejan con el cerebro medio revuelto y una sonrisa. No es perfecta —¿qué lo es?—, pero tiene más ideas en una escena que otras franquicias en tres películas.

Si te gustan las películas que te dejan una buena impresión después de los créditos, y que no se sienten como una obra maestra pero sí que dices «¡Eh! Estuvo bien, ¿no?», ve a verla YA. Pero no vayas solo: está bueno verla en compañía para discutir sobre qué le pareció a cada uno.

Algunas curiosidades de Marshmallow (y que no viste en pantalla):

  • El collar de madera era real: Kue Lawrence lo talló durante el rodaje copiando uno que su abuelo carpintero le regaló de niño. Las escenas donde lo aprieta contra el pecho no son actuación: es él reviviendo su duelo.
  • El brillo del Doctor fue un accidente: El látex de la máscara reaccionó con la niebla química del set, creando ese efecto de piel húmeda y luminiscente. El director lo amó: «Parecía una pesadilla de verdad».
  • El lago escondía historia real: Las tomas submarinas se grabaron en un depósito minero de Ohio. El equipo encontró bisturíes oxidados de los años 60… y los usó como utilería del Doctor.

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