Imagina una mezcla de Stranger Things y True Detective desarrollada en los suburbios más oscuros de Australia, con un vicio por el synthwave y un protagonista que narra hasta cómo se anuda los zapatos. Eso es The Drifter, el juego que ha resucitado el point-and-click como si fuese 1995, pero con más pistolas, más ahogos involuntarios y más acento aussie que un partido de cricket en el infierno. Desarrollado por Powerhoof (un estudio de dos personas que demuestra que el talento no se mide en terabytes), este thriller pulp lleva semanas con un 94% de reseñas positivas en Steam. ¿La razón? Simple: es como si Monkey Island hubiese tomado esteroides y decidido que resolver puzzles es mejor cuando te persiguen soldados con visores de tres ojos .
«G’Day, I’m Mick»: Un Tipo que Hace de la Muerte un Trabajo de Medio Tiempo
Mick Carter no es el típico héroe: es un vagabundo con más deudas que esperanza, voz ronca de whisky barato y un pasado tan oscuro como el café de estación de tren. Cuando vuelve a su pueblo natal para el funeral de su madre, lo primero que ve es un asesinato. Lo segundo: cómo lo culpan a él. Lo tercero: ahogarse en una presa. Pero aquí llega el giro genial: Mick vuelve a la vida segundos antes de morir, atrapado en un bucle temporal que usa como herramienta de trabajo. ¿No sabes cómo escapar de unos tipos armados? Muere, revive y prueba otra opción. Es el «autoguardado» más traumático de la historia de los videojuegos.
Lo brillante es cómo este don se integra en la jugabilidad. En secuencias de alta tensión (como esquivar balas o desactivar bombas), tienes segundos limitados para actuar. Si fallas, Mick muere… pero reapareces justo antes del error, con todo lo aprendido. Como explica un jugador en Steam: «Es como un ‘Dark Souls’ narrativo: cada muerte te enseña a sobrevivir, pero con más insultos en australiano».
Point-and-Click con Esteroides (y Controller Support)
Aviso para puristas: olvida arrastrar objetos con el ratón como en 1992. The Drifter moderniza el género con:
- Una rueda de interacción que muestra todos los puntos interactivos al girar el stick. Nada de pixel-hunting: si hay algo útil, brilla como el hocico de un demonio en llamas.
- Combos de objetos automáticos: En vez de arrastrar un alambre sobre una botella, pulsas un botón, seleccionas los items lógicos y Mick dice algo como «Claro, ¿por qué no hacer un cóctel molotov con este ron de contrabando?». Adiós a pruebas absurdas.
- Diálogos que importan: Cada conversación despliega un menú de temas investigados (pistas, rumores, secretos). Si alguien sabe algo útil, la opción brilla; si no, aparece en gris. Como un detective con TDAH, pero organizado.
Muchos jugadores destacan lo bien que funciona en Steam Deck (5 horas de batería con ajustes optimizados) y con mando. De hecho, muchos prefieren el control por joystick: «Me senté en el sofá, puse música synth y me olvidé del teclado. Fue hipnótico». En mi caso, siempre juego con joystick, ya sea que el juego tenga soporte nativo como si tengo que emular teclado y ratón con el joystick (que sí, también se puede), y aqui no tuve problemas.

Arte Pixelado que Gotea Melancolía (y Sangre Falsa)
El juego es un homenaje visual al cine de Carpenter y al noir australiano. Mawson, el pueblo ficticio donde transcurre la acción, parece sacado de una pesadilla de los 80: calles empapadas por la lluvia, carteles de neón medio fundidos, trenes que crujen como huesos viejos. Hasta los personajes secundarios tienen detalles que cuentan historias: un periodista corrupto con uñas mordidas, una exmujer con ojeras que delatan noches en vela.
Pero lo que roba el show son las animaciones. Cuando Mick salta de un tren en movimiento, cada giro de su cuerpo, cada arruga de su chaqueta, se mueve con una fluidez que recuerda a Dead Cells pero con un 500% más de dramatismo. En una escena, Mick se aferra a una cuerda mientras cae de un rascacielos, y puedes ver cómo los dedos le sangran píxel a píxel. Es violento, sí, pero también terriblemente hermoso.

Voces que Podrían Ganar una Pelea de Bar
La banda sonora de Mitchell Pasmans es un punch directo a la nostalgia: sintetizadores que suenan como si Kavinsky y Vangelis hubiesen sacado un disco juntos. Pero el verdadero MVP es Adrian Vaughan, el actor de voz de Mick. Su interpretación convierte a un vagabundo cliché en un tipo con capas: sarcástico cuando insulta a un mafioso («¿Tu jefe? Dile que su madre huele a bagre«), vulnerable cuando habla de su hijo muerto, y siempre, siempre, narrando cada acción como si fuese el último narrador del apocalipsis.
«Al principio odié que Mick comentara hasta cuando recogía un clip… pero a la hora, ya le pedía cervezas mentales»
— Reseña de Steam
Los secundarios no se quedan atrás: Hara, un detective neoyorquino perdido en Australia, llama «boss» a Mick con un carisma que evita que sea un cliché; y Sarah, la exmujer, transmite más dolor con un «¿Por qué volviste, Mick?» que muchos juegos con 50 horas de diálogos.

Lo que Enamora… y lo que Molesta
✅ El ritmo de infarto: 8 horas sin relleno, con giros que no te dejan soltar el mando.
✅ Puzzles con cerebro: Sin «moon logic« (¿usar un pato con una polea? Nah). Todo tiene sentido en el mundo de Mick. Hasta los flashbacks son pistas.
✅ Aussie authenticity: Los diálogos sueltan jerga local como «arvo» (tarde) o «brekkie» (desayuno). Los jugadores no australianos adoran aprender insultos creativos.
❌ El final es como Foster’s: Cerveza australiana famosa… pero mediocre. Sin spoilers: la conspiración cósmica se resuelve con un deus ex machina digno de una película clase B.
❌ Mick, baja el volumen: En el primer acto, Vaughan grita cada línea como si estuviese en un concierto de metal. Relaja, amigo.
❌ Steam Deck: Textos mini: Sin la opción «fuente HD», leer notas es como descifrar jeroglíficos egipcios.
Veredicto: ¿Por qué 811 Jugadores no Pueden Estar Equivocados?
The Drifter no es perfecto, pero es el point-and-click más innovador desde Disco Elysium. Logra lo imposible: ser fiel al género mientras lo patea hacia el futuro. Sus acertijos son lógicos pero desafiantes, su historia mezcla pulp con tragedia griega, y Mick Carter es el antihéroe más carismático desde Guybrush Threepwood… solo que con más cicatrices y menos piratas.
The Drifter está en Steam por $16.99 (con 15% de descuento hasta el 31 de julio). Si te gustan las historias con alma, los puzzles inteligentes y los protagonistas que narran hasta su último suspiro, no te lo pierdas. Eso sí: juega con auriculares. Vaughan se lo merece.
«En la vida, como en el juego, morir es fácil. Lo difícil es levantarse y usar lo aprendido para no repetir los mismos errores… o al menos, improvisar mejores.»
— Mick Carter, probablemente, después de revivir por séptima vez.