Jim Jarmusch es una de mis debilidades. Un mago del minimalismo de culto del que podemos decir que ha tocado casi todos los géneros cinematográficos: western (Dead Man), suspense (Los límites del control), películas de samuráis (Ghost Dog, el camino del samurái), road movie (Extraños en la paraíso) y comedia dramática –su especialidad- (Noche en la Tierra). Jarmusch dota a todas sus obras de una atractiva extrañeza rodeada por su pasión por la música (Tom Waits, Iggy Pop y el propio Screamin’ Jay Hawkings tienen papeles claves en algunas de sus películas) y una cualidad que podríamos denominar “ciudadano del mundo”, pues es corriente que en sus filmes haya uno o varios diálogos o situaciones cuyo idioma central sea el italiano, el castellano, etc., una torre de Babel de lo excéntrico. Es conocidísimo en círculos independientes estadounidenses desde que debutara en 1980 con Permanent Vacation, una película de bajo presupuesto realizada prácticamente a cuatro manos con John Lurie, músico de jazz y amigo del director, que posteriormente protagonizaría la película de Jarmusch que es considerada obra maestra para los críticos profesionales: Extraños en el paraíso, una consecuencia más que memorable de su bautizo de fuego en esto del cine.
Only Lovers Left Alive es una historia de amor entre dos vampiros modernos, incluso hipsters, que nada tiene que ver con Crepúsculo, no os asustéis. Protagonizada por dos actores que ya podríamos llamar fetiches para él, véanse Tilda Swinton (Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba, Tenemos que hablar de Kevin…) y John Hurt (El hombre elefante, Los crímenes de Oxford…), al elenco se suman Tom Hiddleston (a.k.a. Loki en Los Vengadores), Mia Wasikowska (la actriz protagonista de la hipnótica Stoker, el estreno del director de Old Boy en Estados Unidos) y Anton Yelchin (el actor protagonista de ese delicado drama acerca de los primeros amores que es Como locos). Un drama romántico vampírico que ganó el Premio Especial del Jurado en el pasado festival de Sitges y que todavía no tiene fecha de estreno en España. Si ve la luz aquí será a finales de este año o principios del siguiente en un número reducidísimo de salas. Y eso con suerte. Así funcionamos por estos lares con las películas que no generan cantidades inmensas de dinero: cortándoles de cuajo su posible distribución.
Only Lovers Left Alive nos cuenta la historia de Adam y Eve, dos vampiros sumamente cultos que llevan siglos juntos, siglos de verdad, pues se casaron por tercera en vez en 1868. Él es un músico deprimido que vive en Detroit e intenta que su música no se haga famosa bajo ningún concepto. Ella es una fanática de los libros (podemos ver cómo admira La broma infinita de David Foster Wallace o Don Quijote de la Mancha de Cervantes, entre muchos otros) que vive en Tánger. Jarmusch nos muestra con su habitual narración pausada en la que lo primordial es la forma no el fondo, la importancia de tener contactos fiables para conseguir sangre no contaminada tipo 0 negativo en la actualidad como si de una partida de rol de Vampiro: la mascarada se tratase, pues como los protagonistas dicen:
morder humanos para alimentarse es tan siglo XV […] estamos en el maldito siglo XXI y ahora no es tan sencillo como en la Edad Media morder a un humano sin que la sociedad se percate, antes uno sólo los lanzaba al Támesis para que flotasen con el resto de cadáveres tuberculosos.
La banda sonora resulta crucial, algo que el espectador fiel ya sabrá pero que aquel que se desvirgue con Jarmusch puede amar u odiar, sin que apenas exista punto medio. Así, Only Lovers Left Alive, se revela como una película musical desde los primeros minutos, con ese espectacular travelling circular cósmico amenizado por SQÜRL en el que se nos introduce el tándem formado por Swinton y Hiddleston. También me gustaría señalar la referencia muy para fans de los White Stripes que hace en su primera mitad: “¿sabías que Jack White era realmente el séptimo hijo de su madre?”, dato que viene a cuento de su canción titulada Ball and Biscuit. Ése fue quizá el momento que más disfruté de toda la película junto con la actuación en vivo de la artista libanesa Yasmine Hamdan -entiendo que amiga del director- en Tánger, a la que Jarmusch parece querer publicitar, demostrando una vez más la suerte que tienen los personajes de sus películas con la música en directo.
El cineasta de Ohio también repite otra de sus obsesiones: su fascinación por las ciudades desiertas con edificios abandonados o derruidos que simbolizan tiempos pasados prósperos y resplandecientes. En este caso la ciudad es Detroit, y los edificios son inmensos teatros vacíos y fábricas de coches.
A lo largo de la película se nos muestran tres poderes vampíricos que los jugadores de Vampiro conoceréis excelentemente bien: auspex o percepción sobrenatural, celeridad o capacidad para moverse muy rápido y, sobre todo, presencia o capacidad de fascinación, aunque no queda muy claro si la tienen o simplemente es que son extremadamente interesantes. Realmente la película es una presentación a fondo del clan toreador, de sus tendencias artísticas y su pasión por la belleza en forma de literatura y música. Todo ello aderezado por el ojo de fílmico de Jarmusch y su poder para hipnotizar al público sirviéndose de historias con escasa trama pero una exquisita selección de elementos audiovisuales que consiguen que te pases los días siguientes escuchando en bucle su banda sonora y revisionando el travelling inicial compulsivamente.
Este filme es, probablemente, la película de vampiros con menos acción de la historia. Los snobs protagonistas intentan pasar desapercibidos evitando cualquier tipo de situación problemática, y eso implica que les moleste usar sus poderes en público o morder a humanos por placer. Este aspecto unido al apartado musical y al arte para fascinar y poetizar que tiene Jarmusch a la hora de narrar, hace de Only Lovers Left Alive una crónica vampírica única, un drama vampírico en el que nos muestra los sentimientos más íntimos de esos “monstruos”: su pasión por el arte, su tristeza…
Un aplauso para Jarmusch y su intacta capacidad para innovar tras más de 30 detrás de las cámaras. Eso sí, aviso a principiantes: su cine puede resultar pedante o vacío, pero si te conquista una sola vez estarás enamorado de él para siempre.
Calificación: 8
Sergio Tur
Only Lovers Left Alive es un viaje psicodélico que en sus dos horas de metraje nada entre reflexiones filosóficas e inteligentes muestras de humor sarcástico. Jarmusch utiliza la música como hilo conductor para construir su relato, con una mezcla tan ecléctica que aúna la música clásica con el rockabilly, los sonidos de raíz árabe con el rock psicodélico y el blues con el funk. Es un placer escuchar en un mismo discurso narrativo las bellas melodías de Paganini, Danise Lasalle o Yasmine Hamdan de forma tan cohesionada y sin desentonar en ningún momento.
Visualmente impecable, Jarmusch demuestra tener buen gusto y rodearse de expertos. La fotografía del francés Yorick Le Saux resulta hipnótica y fascinante por la forma en la que retrata las dos ciudades en las que transcurre la acción, asociándolas cromáticamente a sus protagonistas. Y es precisamente el marcado contraste de la pareja protagonista su principal arma. Eve (Tilda Winston) vestida siempre de blanco o de colores muy claros es la parte optimista de la pareja, mientras que Adam (Tom Hiddleston) con su indumentaria negra manifiesta su depresiva personalidad.
Only Lovers Left Alive no es una película exigente, aunque sabe recompensar a los espectadores que reconocen las referencias literarias y culturales de sus afilados diálogos. Ninguno se libra de los ácidos comentarios de Jarmusch. Desde el «estúpido y arrogante» Lord Byron hasta la figura de Shakespeare.
Lo esencial en la obra de Jarmusch no es a dónde nos quiere llevar, sino el trayecto en sí mismo. Sin embargo, en su pretensión de convertir un drama nihilista en algo más, pierde ritmo y abusa de pausas narrativas. Los actores rozan un gran nivel interpretativo en sus respectivos papeles, aunque en todo momento se percibe un exceso de contención marcado por las exigencias del guion. Mención especial, eso sí, a Mia Wasikowska y su rol como personaje molesto que supera con creces al pesado cuñado de turno.
En cualquier caso, es motivo de celebración ver cómo la enésima reinvención del universo vampiro sigue aportando elementos al género sin sufrir grandes desgastes. Låt den rätte komma in (Déjame entrar en España) sigue siendo la mejor película de la última década que ha sabido retratar y aportar otro punto de vista al concepto del vampiro moderno. Only Lovers Left Alive recupera de tan magna cinta su atmósfera opresora mediante una Detroit desértica y devastadora en la que solo quedan resquicios de una sociedad corrompida. Es de los pocos aspectos que rescata de la película sueca, aunque tampoco es que lo necesite, pues Jarmusch ha reflejado en su trabajo su propia visión del género, con vampiros demasiado cansados incluso para morder a alguien.
Calificación: 8
Géiser Rodríguez
Gratamente sorprendido, algo aturdido y en ocasiones descolocado en mi estreno en el cine de Jarmusch. Only Lovers Left Alive es un soplo de aire fresco en una calurosa tarde del verano más largo, era necesario un filme vampírico como este en un subgénero perdido entre las tinieblas que siempre han rodeado a sus oscuros personajes.
Una fotografía sensacional, codo a codo con un montaje absorbente que juntos hacen que permanezcas atento ante un película de metrabolismo lento y pausado, notorio en unos diálogos rebosantes de poesía, frases memorables y filosofía que giran entorno a una banda sonora magnífica repleta de sutiles melodías a veces fuertes, otras frágiles que crean una atmósfera idónea para los atípicos personajes casi antitéticos entre sí, interpretados por una magistral Tilda Winston y un no tan magistral pero cumplidor Tom Hiddleston. Por un lado el oscuro, deprimido y cansado protagonista Adam (Hiddleston), por el otro Eve (Winston) la eterna y optimista amante, motor de la vida de Adam, personajes, para mi gusto, demasiado desdibujados con una personalidad intrigante que el director no te deja penetrar.
Fantástica elección de los vampiros relatados en Mundo de Tinieblas de los que bebe el filme de Jarmusch, donde su condición «monstruosa» no es más que el modo que usa el director para dramatizar la historia de un amor milenario escondido de la sociedad y un estilo de vida basado en la auto-contención, el sacrificio y la supervivencia. Historia dramática pero plana, donde la vida bohemia tapa las carencias de un argumento totalmente lineal y de vacío transcendental, solo roto por la aparición de la insoportable y prototípica adolescente vampírica Ava (Mia Wasikowska) cuyo rol muy bien interpretado es un golpe de realidad a una trama sin objetivo aparente.
Calificación: 7,5